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jueves, 4 de abril de 2019

CRÍTICA LA BRÚJULA DORADA (2007), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: Lyra Belacqua (Dakota Blue Richards) es una niña de 12 años que vive en un mundo en el que las almas humanas toman la forma de animales a los que se les llama dimons. Inquieta por la desaparición de varios compañeros de colegio, Lyra seguirá los pasos de su tío Lord Asriel (Daniel Craig) con la ayuda del Aletiómetro (la brújula dorada) que éste le confió y que otros ambicionan. Escapando de la bella Sra. Coulter (Nicole Kidman) y perseguida por el Magisterio, Lyra iniciará un peligroso viaje hacia el Polo Norte; y formará una curiosa alianza junto a una misteriosa bruja (Eva Green), un veterano aeronauta (Sam Elliott) y un enorme oso polar equipado con una armadura. 

“La brújula dorada” es una adaptación de la novela “Luces del norte”, del escritor Philip Pullman, y que es la primera entrega de la trilogía de literatura fantástica conocida como “La materia oscura”. Publicadas entre 1995 y 2000, las novelas alcanzaron tal popularidad que llamaron la atención del estudio New Line Cinema, que buscaba nuevo material de literatura fantástica para adaptar y sustituir la ya terminada trilogía de “El señor de los anillos”. 

En vez de hacer como hicieron en “El señor de los anillos”, donde adaptaron los tres libros a la vez, en esta ocasión el estudió decidió rodar primero una adaptación del primer libro y, en el caso que dicha adaptación tuviera éxito, luego rodar las otras dos adaptaciones a la vez. 

“La brújula dorada” costó 180 millones de dólares, pero recaudó apenas 372 millones, insuficiente para considerarlo un éxito. El fracaso comercial de la película se debió a su escasa calidad artística, y el máximo culpable de ello es el director y guionista de la película, Chris Weitz. 

El trabajo previo de Weitz en el cine fue dirigir “American pie”, producir “American pie 2” y escribir el guión de “El profesor chiflado II: La familia Klump”. Cuesta entender qué motivó a New Line Cinema a confiar una producción tan costosa y aparentemente seria a un sujeto random con esos antecedentes. 


Yo he tenido la oportunidad de leer las tres novelas que componen la trilogía literaria “La materia oscura”, y puedo constatar que dicha saga literaria ofrece una historia compleja, tratada de forma muy adulta, con personajes complicados y con muchos matices. Weitz fracasa, por incompetencia, a la hora de trasladar cinematográficamente esa complejidad y madurez, tanto en la dirección como en el guión. 

El director y guionista simplifica la historia e infantiliza y desmatiza a los personajes. Es cierto que la protagonista y algunos personajes secundarios son niños, pero están en un entorno adulto y se ven metidos en una historia adulta que les obliga a madurar para sobrevivir, al menos en la novela. En la película la protagonista es una mocosa repelente que no hace más que criaturadas, que no evoluciona como personajes en ningún momento. En la novela todos los personajes no son sólo buenos o malos; algunos son más buenos, otros son más malos, pero en todos se combinan esos dos aspectos en distinto grado. Sin embargo, en la película, los personajes son o muy buenos muy buenos o muy malos muy malos. 

Weitz tampoco cuida los detalles ni la técnica. La película ya empieza mal, metiéndote dos minutos de rollo pataero, un prólogo innecesario porque no pone al espectador al corriente de ningún contexto (como sí ocurre, por ejemplo, en el prólogo de "El señor de los anillos: La comunidad del anillo"), sino que le lanza información que ya se vuelve a repetir posteriormente en la película. Y además, está mal rodado; la información se transmite auditivamente mediante una desmotivada voz en of de un personaje secundario, la bruja interpretada por Eva Green, y visualmente con una animación horrorosa que forma imágenes mediante polvo, como el prólogo de "Dragonball evolution". Y encima, en mitad del prólogo, se mete una escena innecesaria que no aporta nada y que rompe (por no decir que empeora) el desastroso ritmo del prólogo. Es un error de montaje que cometería un aficionado, no un montador profesional de verdad. Es como si en mitad del prólogo de "El señor de los anillos: La comunidad del anillo" metieran el momento en que Gandalf llega a la Comarca y luego siguieran con el prólogo. 


La narrativa de "La brújula dorada" está tan mal estructurada en su guión y en el montaje que, hasta pasado el minuto cinco, no empieza la escena con la que debería empezar la película. Todo lo anterior es paja. 

Más tarde se nos presenta el personaje de Nicole Kidman (que hace una buena actuación y hace suyo a su personaje, uno de los escasos aspectos positivos del film). Es un personaje de la aristocracia, de clase alta, y lleva un traje dorado que combina muy bien con su pelo dorado estilizado con un complejo y esculpido peinado. Sin embargo, de ese peinado tan liso sobresalen muchos pelos sueltos, pelos rebeldes, que estropean el peinado. Una mujer de la aristocracia que da tanta importancia a la imagen, como es el personaje de Kidman, jamás iría a una cena de gala con pelos sueltos, sin un peinado perfecto. Un director ha de estar atento a estos detalles, y el departamento de peluquería también debería haber estado atento. 

Posteriormente, cuando el personaje de Kidman lleva a la niña protagonista, Lyra, a su casa para que viva con ella, la escena en que la chica entra en la casa, la mira, la admira, la explora y se instala en ella, en esa escena el montaje es horrible, es una sucesión de planos que no duran ni medio segundo. Eso estaría muy bien para un anuncio de colonia, pero en una película es contraproducente, no das tiempo al espectador para que éste sea consciente del espacio escénico y temporal tanto como la protagonista. 


Además, el decorado está tan currado que lo desperdicias y lo desaprovechas al mostrarlo sólo unos segundos. Pero encima, seguidamente, el director insiste en seguir desaprovechando decorados currados en una secuencia de planos con la función de elipsis, una elipsis mal hecha, porque pretende comunicar al espectador, sin conseguirlo, que han pasado semanas, pero si las escenas que forman la elipsis no comunican ese paso de tiempo, por mucho que las muestres el espectador se pensará que si acaso han pasado un par de días, no semanas. El espectador no es telépata, no tiene poderes telequinéticos, no sabrá cuanto tiempo ha pasado en una elipsis si el director no se lo explica en los planos que configuran la elipsis. En "2001: Una odisea del espacio" Stanley Kubrick, con un sólo corte, hace una elipsis de dos millones de años, y el espectador se lo come. ¿Porqué? Porque Kubrick explicó el tiempo transcurrido en los dos planos que forman la elipsis. En "La brújula dorada" Weitz no deja de insertar planos transitorios al espectador sin darle ninguna información que le explique cuanto tiempo transcurre. 

Toda la secuencia de la huida de Lyra de la casa de la Sra. Coulter también está muy mal montada, se vuelve muy apresurada. Entre que Lyra huye, es perseguida, y luego es rescatada, no pasa más de un minuto. Es pim pam, toma lacasitos. No se entiende porqué tanta prisa en contar ese momento de la historia, te saca de la película. Y la narrativa visual de la secuencia también resulta muy extraña, muy poco coherente, inconexa. 

En general, la película está mal montada, tan mal montada que se dan cuenta de eso incluso los espectadores con muy poca cultura cinematográfica. Aunque no debería extrañar, teniendo en cuenta que la estructura narrativa del film y el tempo y ritmo de sus escenas fue planificado por tres editores distintos, uno de ellos una veterana que tenía 82 años y no muchas energías. 

Tampoco ayuda mucho Dakota Blue Richards, la actriz que interpreta a la niña protagonista, pues su actuación, por decirlo generosamente, no es mejor que la del efecto digital que es el dimon de su personaje. Blue Richards fue elegida en un casting de entre otras diez mil candidatas. No me creo que, de entre esas otras diez mil chicas, no hubiera ni una que actuara mejor que ella. Hubo alguien o más de uno en el departamento de casting que no hizo bien su trabajo. 


Pero lo más flagrante, lo que más duele y más daño hace, es ver cómo el director y guionista de “La brújula dorada”, el infame Chris Weitz, traiciona el sentido de la novela que la película adapta, sobretodo cuando obvia los últimos capítulos del libro. “La brújula dorada” no muestra el final de “Luces del norte”. No es que la película cambie de final con respecto a la novela (que también), es que el final de la película es justo antes del final del libro. “La brújula dorada” termina donde sigue “Luces del norte”. En vez de acabar la película donde acaba el libro, Weitz la termina antes, porque en la novela el final es trágico y amargo, y al omitir ese final Weitz hace que la adaptación cinematográfica tenga un final feliz y victorioso. Es decir, el director y guionista edulcora el material que adapta, traicionando su espíritu. 

No todo es malo en la película. El compositor de la banda sonora, Alexander Desplat (“El curioso caso de Benjamin Button”, “La forma del agua”), ofrece un buen trabajo musical. Y todo el diseño de producción (vestuario, decorados, etc) también está muy logrado. Sin contar un par de aspectos muy creativos del tratamiento de sonido. Tampoco cabe olvidar que hay algunos planos que están bastante bien. Y Nicole Kidman y Sam Elliott están estupendos (esas sí fueron buenas elecciones de casting). Pero, lamentablemente, esos pocos aciertos no compensan el desastre que es el conjunto. 

En conclusión. Con un guión bochornoso, una dirección lamentable, un montaje que daña la vista, y una interpretación deficiente por parte de la actriz protagonista, “La brújula dorada” resulta una oportunidad desperdiciada de adaptar ni que sea decentemente una obra tan interesante y apasionante como la escrita por Philip Pullman. Lo mejor que puedo decir de ésta película es que, si existe el infierno y Pablo Escobar está en él, espero que la vea todos los días.

Mi calificación es: