Sinopsis: La Nostromo es una gigantesca nave espacial de transporte con una tripulación mínimca bajo el mando del capitán Dallas y que incluye a la inteligente suboficial Ripley. Respondiendo a una llamada de socorro, descubren una navealienígena abandonada en la que hay unos extraños huevos.
CON SPOILERS
Se debe agradecer a George Lucas no sólo la existencia de la saga de “Star Wars”, sino también la existencia de la saga “Alien”, pues no se abría hecho “Alien, el octavo pasajero” de no ser por el impresionante éxito de “La guerra de las galaxias”. El film de Lucas llevó a pensar a los directivos de los estudios que las películas ambientadas en el espacio eran un éxito de taquilla asegurado, que podría ser una moda que diese mucho dinero, y debido a eso se llegó a hacer absurdidades como “Moonraker”. Pero “Alien, el octavo pasajero” resulta una propuesta atractiva y estimulante, no es una película con muchas reminiscencias a “La guerra de las galaxias”, nace del éxito de esta, pero no tiene nada que ver con el film de Lucas.
“Alien, el octavo pasajero” no sólo es una película de ciencia-ficción, es una película de terror ambientada en el espacio, lo que resulta muy interesante. Normalmente las películas de terror se ambientan en pueblos, en casas, en bosques, incluso en montañas o en el mar en algunas ocasiones. Pero una película de terror ambientada en el espacio, eso es una propuesta con mucho potencial, y Ridley Scott supo gestionar bien ese potencial.
Pocas veces Ridley Sscott ha estado tan inspirado como en “Alien, el octavo pasajero”, junto con “Blade Runner” es su mejor película. La dirección de Scott en esta película es impresionante, cómo trabaja los escenarios, el espacio escénico, sobretodo la nave Nostromo. Al principio la va mostrando cómo es cotidianamente, pero cuando sale el alien y empieza a cazar a los tripulantes Scott empieza a mostrar el interior de la nave espacial como un laberinto, e introduce al espectador en ese laberinto. Claro, eso genera angustia. El espectador se mete en la película y se ve asediado por un monstruo implacable en un escenario laberíntico.
Resulta también destacable el trabajo de Scott en cuanto a la planificación visual. Hay uno plano general, de mínima distancia focal, que no es muy contrapicado, pero se aprecia que la cámara está a ras del suelo. Es la escena en que Ripley, Dalas y Ash entran en la sala dónde está John Hurt inconsciente porque descubren que el bicho que tenía enganchado en la cara ha desaparecido. Es un plano que transmite la inquietud del momento, vemos la acción prácticamente a la altura en el que la vería el bicho (si tuviera ojos), nos da a entender que el bicho está escondido en la sala.
Hay otro momento de la película que tiene justo el mismo plano. Es el momento en que Ripley oye gritar a Parker y a Lambert cuando los ataca el alien, y va a buscarlos. Antes de que Ripley los encuentre muertos, está en un pasillo, con el lanzallamas en mano, y vemos justo el mismo plano, el plano general ligeramente contrapicado a ras del suelo. Ese plano consigue transmitir al espectador la sensación de que el Alien, ahora, va a asechar a Ripley.
Y hay otro momento en la película que es parecido, cuando Brett va a buscar al gato. Es el momento en que se lava la cara con las gotas de agua que caen de arriba, antes de que le ataque el alien. En un momento dado, hay un plano muy contrapicado encuadrando lo que hay arriba de la sala de lo que sea, vemos muchas cadenas colgando y demás, pues en ese plano, no lo vemos, pero sale el alien. En ese plano está el alien, lo que pasa es que está camuflado y por eso no lo vemos a primera vista, se ve pero como con el color se confunde con el fondo no nos llegamos a percatar la primera vez. Robert Zemeckis ya homenajea en “Beowulf” éste momento, en la escena en que Beowulf entra en la cueva de Angelina Jolie, que está forrada de tesoros hechos con oro. En esa escena de esa película también hay un plano muy contrapicado, cuando Beowulf mira al techo, que nos muestra el techo de la cueva. Y en el techo está el monstruo que interpreta Jolie, la forma está definida, pero como tiene la piel dorada, pues por el color se confunde y el monstruo se camufla, por eso Beowulf no se da cuenta de que lo ve. Lo mismo pasa con Brett y con el espectador en “Alien”, ve al alien pero no se da cuenta.
Hay otro momento, cuando Ripley huye con el gato enjaulado hacia la nave auxiliar a pocos minutos de que explote el resto de la nave, en que se hace un muy bien tratado uso de la iluminación. Ripley huye asustada por un pasillo, después de ver lo que al alien le ha hecho al resto de la tripulación del Nostromo. Incluso ha tenido que incinerar vivo a Dalas para que deje de sufrir. Y el alien aún vive, está fuera, buscándola. Ripley está acojonada, tiene que cruzar el pasillo para llegar a la nave auxiliar y estar a salvo, pero aún no está a salvo, está asustada, tiene mucho miedo. En ese momento, mediante un aparato de refrigeración (supongo que metieron un fresnell detrás del aparato, no lo sé cómo lo hicieron), la luz va parpadeando. Y cuando Ripley gira un poco la cabeza para ver si el pasillo de su izquierda está despejado, y ve al alien en medio barriéndole el paso hasta la nave auxiliar, la tía se acojona, y el espectador también, y entonces las luces parpadean más deprisa, como en una discoteca, y eso acentúa la sensación de terror. Es muy impactante. Y además la música y la estupenda actuación Weaver también acentúan esa sensación de terror.
En la película destaca un movimiento de cámara que está muy bien, cuando Ash está mirando por el microscopio una muestra del bicho que John Hurt tiene enganchado en la cara. La cámara se acerca, y entonces llega Ripley y se sienta al lado de Ash, y entonces la cámara hace un travelling lateral izquierdo para corregir el encuadre, pero de una específica manera, porque vemos a Ripley cogiendo unas tenazas, o unas tijeras o lo que sea, y cuando se sienta levanta las tijeras, y visualmente, mediante esa corrección de encuadre, vemos como si Ripley metiera las tijeras a Ash por la nariz para sacarle el cerebro por ella. Es un claro anticipo de que Ripley y Ash se llevarán cada vez peor hasta que se enfrenten. De hecho, nada más bajar las tijeras Ripley ya empieza a discutir con Ash.
Pero el trabajo de Ridey Scott, tanto en el diseño visual, la composición visual y el uso del espacio escénico, no es lo único destacable. Los efectos visuales de la película están muy currados, y todo lo que es el diseño de producción resulta maravilloso; las maquetas, los trajes de astronauta, los decorados... el mismo diseño del alien es espectacular, porque no es sólo un sólo diseño, son tres. Primero está cuando sale del huevo, que parece una mezcla de cangrejo y pulpo. Luego, cuando sale del pecho de John Hurt, tiene forma como de pene así bastante grueso. Y al final parece una mantis religiosa negra de dos metros con una cabeza con forma de cachalote. El diseño final del alien acojona, está tan bien que incluso ha servido de referencia para otros monstruos. Por ejemplo en el videojuego “Resident Evil 4” una de las criaturas tiene un diseño muy parecido al del alien, o una de las tranformaciones de Freezer en “Dragon Ball Z” se parece bastante al alien, o el diseño del personaje de Celula en “Dragon Ball Z” recuerda mucho al alien.
También resulta fascinante el diseño de Ash, el androide, que eso es un giro de guión que uno se queda parado, porque el espectador se pasa tres cuartos de la película asumiendo que todos los tripulantes de la Nostroms son humanos, y resulta que uno de ellos era un androide, y los demás tripulantes no tenían ni idea. Y eso es muy interesante, porque normalmente el espectador conoce una información que los personajes desconocen, o los personajes conocen una información que el espectador desconoce. Pero en “Alien, el octavo pasajero” el espectador comparte el desconocimiento de todos los personajes humanos, y eso hace que el espectador se ponga en el lugar de los personajes, introduce al espectador en la historia, como si estuviera en la misma Nostromo.
Pues el diseño del androide Ash es perturbador. Normalmente cuando uno piensa en un androide tiene la idea de un robot que por fuera parece humano pero que por dentro tiene cables, circuitos, cpu, trozos de metal... cosas así. Pero el androide Ash, por dentro, está hecho de partes elásticas, que parecen cordones umbilicales, y una sustancia viscosa que parece yogur... es un diseño muy heavy que hace que el espectador sienta angustia, que lo pase mal.
Mencionar también el trabajo de los actores, que tampoco hay muchos, pero todos están muy bien. Destacan por supuesto Ian Holm y John Hurt, que son actores de merecido reconocimiento, y Sigourney Weaver, que está estupenda. Al principio no destaca mucho pero a medida que avanza la película (y a medida que van cayendo los demás) gana más protagonismo, y termina por ser la heroína de la película.
Resulta curioso, y de agradecer, que en una gran producción de Hollywood de 1979, el héroe sea una mujer, que esta no quede relegada al personaje de damisela que debe ser salvada por el héroe sino que la mujer sea el héroe, y que sea una mujer además fuerte, luchadora y valiente, no como la Bella de “Crepúsculo”. En eso hay que felicitar y reconocer a todos los que apostaron por la película y apostaron porque en la película le héroe fuera una mujer y fuera una mujer fuerte, luchadora y valiente. Que ahora no parece tan destacable, pero para una película de Hollywood, de gran presupuesto además, y del año 1979, tiene su mérito.
“Alien, el octavo pasajero” termina por ser una obra maestra del cine, una de las mejores películas de ciencia-ficción y de terror de la historia, y una gozada que se disfruta de principio a fin con angustia e intriga.
Mi calificación es: