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miércoles, 23 de septiembre de 2015

CRÍTICA THE HOST (2006), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: Los miembros de una familia disfuncional de Seúl, que regentan un quiosco en un parque junto a la orilla del río Han, se ven sorprendidos, al igual que los turistas acampados en el picnic, por un monstruo que cuelga del puente que cruza el río. El monstruo, resultado de una mutación genética producida por productos tóxicos vertidos al río desde la sala de autopsias de una base militar estadounidense cercana a la capital surcoreana, ataca a toda la gente situada junto al río.

El buen intencionado aunque bobo protagonista, Gang-du, intenta salvar tanta gente como puede de las fauces del monstruo, pero éste se lleva a su hija en su escondite en el alcantarillado. Los miembros de la familia dan por muerta a la pequeña Hyun-seo, pero reciben una llamada de ella desde el escondite donde la retiene el monstruo. Gang-du, junto con su hermano, su hermana y su padre, irá al rescate de su hija.

La búsqueda de la familia para rescatar a la pequeña Hyun-seo y matar al monstruo no será fácil. Más allá de la insaciable caza del monstruo, las autoridades gubernamentales intentarán pararles los pies, para evitar que se sepa que el virus que se han inventado es una cortina de humo, creado para evitar que la asustada población llegue a saber que el monstruo es resultado del establecimiento de las bases estadounidenses en el país y así se rebele contra el sometimiento militar.

“The Host” es la mejor película de monstruos que se ha hecho, irónicamente debido a que no es sólo una película de monstruos, debido a que el hecho de que sea una película de monstruos es lo menos importante. Con ésta propuesta Bong Joon-ho nos hace una crónica de lo que ha sido su país, de sus defectos y de los errores que ha cometido, y sigue manteniendo la necesidad de mostrar temas a los que ha ido recurriendo a lo largo de su filmografía: la corrupción e ineptitud policial, el totalitarismo, y la marginación social

En “The Host” Bong Joon-ho no desaprovecha la oportunidad de retratar a los agentes de policía como corruptos, vagos, mentirosos y maltratadores. Podemos observar las autoridades policiales (y militares) como un impedimento para la familia protagonista de encontrar a la pequeña Hyun-seo. Las autoridades ni escuchan ni hacen caso a lo que les dice Gang-du. La información que Gang-du intenta hacer llegar a las autoridades no sólo permitiría rescatar a la pequeña Hyun-seo, sino también atrapar y matar al monstruo. Pero las autoridades le ignoran y le toman por loco.


"The Host" también ejemplifica el totalitarismo, sirviendo el monstruo de la película como excusa para recuperar los últimos años de la dictadura de Doo-hwan y las manifestaciones estudiantiles y obreras que se hicieron contra el régimen. En "The Host" el gobierno es mostrado como una forma represora contra ciudadanos que intentan sobrevivir, y es incapaz de resolver o de sobrellevar una crisis social, por lo que la sociedad del país reclama responsabilidades a las autoridades gubernamentales.

Bong Joon-ho ha tratado con la miseria familiar muchas veces en su filmografía, sus arquetipos se suelen visualizar de manera muy marcada en el contexto de la historia de cada película.

El deficiente mental es una figura que suele aparecer en las películas de Joon-ho, como el pobre muchacho al que la policía usa como cabeza de turco para inculparle los asesinatos en serie en “Memories of murder”, o el hijo de la protagonista de “Mother”. En “The Host” el protagonista, Gang-du, es un patoso corto de entendederas con una inteligencia más emocional que intelectual.

El resto de su disfuncional familia comparte la misma baja categoría social. El hermano da Gang-du es una herencia de las protestas estudiantiles de finales de los años ochenta, fracasado en los estudios, el trabajo, los compañeros y en las relaciones sentimentales, y se ha abocado al alcohol para ahogar sus penas. La hermana de Gang-du es una gran deportista con un talento reprimido por su miedo al fracaso. Y el padre de Gang-du es un anciano que nunca ha sido nada más en toda su vida que un trabajador con excesos abandonado por su mujer.

Las diferentes edades de los miembros de la familia protagonista de "The Host" sirven para representar las diferentes etapas que ha vivido Corea del Sur en los últimos cincuenta años de su historia. La pobreza y el régimen del general Park Chung-hee en los años 60, la recuperación económica e industrial de los años 70, las revueltas y manifestaciones estudiantiles y obreras en los años 80, el espectacular empuje económico e industrial de los años 90, y la era de la informática, la telefonía móvil y la música pop de comienzos del siglo XXI.

"The Host" abarca contextos mucho más amplios, también se centra en el mantenimiento de bases norteamericanas en el territorio surcoreano, el enfrentamiento con el norte, y la guerra de Irak.

Desde la guerra de Corea (1.950-1953) el ejército estadounidense ha mantenido bases militares en territorio surcoreano. Aunque la presencia militar estadounidense en Corea del Sur cumple una efectiva misión de disuasión a cualquier ataque proveniente del norte, la población surcoreana siempre ha tenido un mínimo recelo en la presencia de fuerza militar extranjera en su país.


Aunque el servicio militar es obligatorio en Corea del Sur, el país cuenta con un ejército considerablemente menor en comparación con su vecino del norte, que no deja de flirtear con amenazas. Por este motivo no deja de ser necesaria la presencia militar norteamericana en el último recuerdo permanente de la Guerra Fría.

Pero la población de Corea del Sur sigue sufriendo las molestias que ocasiona unas bases militares extranjeras que mantienen con sus impuestos, además de los escándalos que puedan ocasionar, como el caso real de unos residuos tóxicos que se vertieron al río Han desde una base militar estadounidense en 2000, y que inspiró el inicio de la película.

La devastación que el monstruo va dejando a su paso hace recordar lo que supuso la guerra de Corea a la población civil. No sólo las ciudades en ruinas y la ocupación militar (soviética primero y norteamericana después), sino el hambre, la pobreza, el hundimiento económico e industrial, la destrucción de infraestructuras, etc. Aunque oficialmente la guerra se terminó hace más de sesenta años, el norte y el sur de la península coreana siguen enfrentados, con amenazas constantes por parte del norte y anhelos de paz por parte del sur. El miedo que la población surcoreana tiene por las amenazas del norte se ve reflejado en la película cuando la gente corre desesperada para refugiarse del ataque del monstruo, que no deja de ser una representación del norte.

Hay otra visión a tener en cuenta. Toda la película es una clara crítica a la respuesta neoconservadora del gabinete Bush tras los atentados del 11-S. El ataque del monstruo representa los atentados del 11-S, de los que el gobierno de Bush era responsable negligente. En "The Host" las autoridades niegan la responsabilidad del ataque, inventando un virus que no existe y culpando al monstruo de este virus. Después del 11-S Bush se inventó lo de las armas de destrucción masiva en Irak, y culpó a Sadam Husein de los atentados del 11-S. Tanto en la película como en la legislatura de George W. Bush, las autoridades mienten a la población civil para esparcir el miedo, y las autoridades aprovechan este miedo para mantenerse en el poder.

Resulta interesante, también, como en “The Host” Joon-ho sigue el mismo estilo de dirección que mostró en "Memories of murder", pero más acentuado. Los travellings horizontales que siguen los personajes bajo fuertes lluvias son tan constantes o más que en "Memories of murder". También utiliza muchos Primeros Planos de los personajes, y muchos Planes Medio fijos para encuadrar más de un personaje.


Joon-Ho también marca su estilo con el uso de la luz, utilizando muchas veces luz natural en los exteriores, o las luces de las linternas que llevan los personajes como apoyo lumínico en localizaciones oscuras, utilizando los focos lo menos posible o de forma indirecta, como iluminando los interiores desde el exterior. Pero sobretodo Joohn-ho idea las escenas de modo que pueda usar la luz para remarcar que el monstruo realmente no es lo que importa en la película, el director muestra al monstruo con una iluminación clara, de hecho el primer ataque del monstruo es a plena luz del día en una mañana muy soleada, el monstruo en contadas ocasiones se oculta bajo una sombra para dejar de ser visto.

A diferencia de otras películas de monstruos o de terror, en ésta película hay mucha luz en la mayoría de las escenas. Como ocurre con algunas películas de Syamalan (“El bosque”, por poner un ejemplo acertadamente comparativo), "The Host" no es una película de terror, sino un drama, por lo que la atmósfera tétrica y oscura que se utiliza en la mayoría de películas de terror aquí no es necesaria, incluso resultaría contraproducente para la calidad de la película.

Joon-ho también hace un uso del color realmente arriesgado en “The Host”, por ejemplo en la secuencia inicial, en el depósito de cadáveres. Se utiliza tonalidades azul, gris y blanca para conseguir un clima de conspiración y corrupción, de moral degenerada. Es un principio con colores lúgubres, oscuros y de poca variedad. Sin embargo en la primera escena del quiosco hay muchísima más luz, hay mucha luz, de una manera muy llamativa. La gente juega, descansa, se divierte en el parque, se lo pasan bien. La familia protagonista, a pesar de sus defectos, son buena gente, no son mezquinos ni insensibles. Joon-ho, usa el color precisamente para contrastar la escena del depósito de cadáveres en la instalación militar norteamericana con la escena en el parque a orillas del río Han dónde los habitantes de Seul vienen de picnic.

Joon-Ho da mucha importancia a los colores, sobre todo para definir las situaciones y los personajes. Se utiliza el amarillo para definir la amenaza de las autoridades conspirativas sobre los ciudadanos sometidos a sus ineptitudes, como por ejemplo las escafandras amarillas de los agentes de control biológico, el baúl amarillo en el que estos agentes se llevan al protagonista, o el agente amarillo que las autoridades utilizan para acabar con un virus que en realidad no existe. Otro ejemplo es el blanco y el rojo, que se utiliza en el contenedor que sirve como laboratorio improvisado de experimentación bacteriológica, un blanco y un rojo muy intensos para aumentar la sensación de tortura y de sadismo por parte del gobierno contra sus ciudadanos. Precisamente el uso del blanco y el rojo en las escenas que suceden en el laboratorio resulta muy llamativo.


Cuando Gang-du es retenido ilegalmente por las autoridades y llevado al laboratorio, donde le hacen pruebas bacteriológicas contra su voluntad, él intenta explicar a las autoridades que su hija está viva, está retenida por el monstruo al alcantarillado, que hace días que no come y que necesita ayuda. Las autoridades no le escuchan y tratan de hacerle creer que el supuesto virus le ha infectado el cerebro. Cuando Gang-du se entera de que el virus no existe y que no está infectado, las autoridades le hacen una lobotomía sin anestesia, para dejarlo vegetal y que mantenga la boca cerrada.

La utilización del blanco en las paredes del laboratorio da la sensación de que Gang-du ha sido abducido y está siendo sometido a pruebas anatómicas dentro de un OVNI, rodeado de alienígenas que experimentan con él. Y el suelo del laboratorio es de color rojo sangre, para conseguir mayor sensación de angustia, sabiendo que las autoridades prácticamente están torturando al protagonista, experimentando con él agentes bacteriológicos.

Resulta evidente la construcción de la escena como una dura crítica contra las torturas que la CIA y el FBI, bajo las órdenes de la administración Bush, sometió a sus propios ciudadanos, los que protestaban por las violaciones de los derechos humanos en la guerra de Irak y en la gran mentira de aquella guerra.

Para dar esta sensación del personaje secuestrado por una especie de grupos de científicos locos, todo el decorado (excepto el suelo) es de un blanco inmaculado, desde las paredes hasta el techo, las lámparas, los utensilios, las escafandras y las batas. La utilización del blanco en casi todo es para reflejar al máximo la luz y que quede el máximo de iluminado una escena espantosa y terrorífica. Si en vez del blanco se hubiera utilizado el amarillo, la escena no habría tenido la sensación de la frialdad del terror que las autoridades someten a los ciudadanos. La utilización del blanco en esta escena es una indicación de que el verdadero monstruo de la película son las autoridades gobernantes corruptas (el sanguinario rojo del suelo no hace más que confirmar esta terrorífica sensación, sobre todo en el cenital que se utiliza para mostrar la lobotomía del protagonista).

En conclusión. “The Host” termina por ser una excelente muestra más de la envidiable cinematografía surcoreana y, a pesar de no ser la mejor obra de Bong Joon-ho (“Memories of murder” sigue siendo su mejor película), resulta una propuesta de visionado ineludible.

Mi calificación es: