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jueves, 3 de diciembre de 2015

CRÍTICA THE ASSASSIN (2015), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: China, siglo IX. Nie Yinniang regresa a casa de su familia tras años de exilio. Entrenada por una monja que la inicia en las artes marciales, se ha convertido en una hábil asesina cuyo objetivo es eliminar a los gobernantes locales. Su maestra le encarga la misión de matar a su primo Tian Ji'an, gobernador disidente de la provincia militar de Weibo. Nie tendrá que elegir: sacrificar al hombre que ama o romper definitivamente con la "Secta de los Asesinos”.

Zhang Yimou mostró su visión de lo que fue la China de la dinastía Tang en dos de sus obras más conocidas, "La casa de las dagas voladoras" y "La maldición de la flor dorada", ambas magníficas propuestas del género wuxia. El director taiwanés Hou Hsiao-Hsien, que llamó la atención con su anterior trabajo "El vuelo del globo rojo", sorprende ahora con un arriesgado y fallido ejercicio del género wuxia ambientado en la época que retrata las películas de Yimou ya mencionadas. Claramente no cabía esperar de ésta película algo como "Tigre y Dragón", teniendo en cuenta los antecedentes fílmicos de Hsiao-Hsien, pero expectativas similares se tenía de la incursión de Wong Kar-Wai en el género que revitalizó el film de Ang Lee, y fuimos sorprendidos con "The Grandmaster", un esplendido trabajo tanto estilístico como narrativo.

No ocurre así con "The Assassin", marcada con un descarado estilismo visual pero carente de todo lo demás. Una cuidada estética preciosista, pero sólo eso. La forma prima por delante del contenido. El protagonista de la película no es el personaje principal, sino la puesta en escena mostrada con un formato de aspecto que varía aleatoriamente entre escenas. Los personajes son una mera comparsa para justificar el hacer una película en vez de un álbum de fotos o un libro de fotografía. El cine exige mucho más, que la imagen esté al servicio de la historia, no al revés. En "The Assassin" la historia está tan supeditada a la poesía visual que irremediablemente el resultado termina por exasperar al espectador, que ve como un argumento sencillo se pierde y se vuelve irrelevante ante un aburrido y soporífero seguido de imágenes muy bellas pero que no cuentan nada.


Una propuesta que mezcla historia de China con los subgéneros de wuxia y de asesinos por encargo siempre luce por fuera como una mezcla muy potente y atractiva. En el caso de esta película de Hsiao-Hsien sólo se queda en eso, en el atractivo del envoltorio. "The Assassin" ni siquiera se la podría considerar como una película wuxia, por mucho que la hayan vendido así para engañar desvergonzadamente al espectador. Las cuatro o cinco cortas escenas de lucha que hay no aportan nada, simplemente son un añadido, una excusa para decir que la película es del género wuxia y poder venderla así al público que va a verla engañado.

La razón por la que "The Assassin" no se podría considerar una película wuxia, ni siquiera con las cuatro o cinco escenas de lucha metidas con calzador, es que el director no parece entender el género. Algo indispensable del wuxia son los combates espectaculares rodados con dinamismo, los enfrentamientos en el que los luchadores dominan destacablemente las artes marciales y el secreto que hace posible desafiar el tiempo y la gravedad y casi todas las leyes lógicas y físicas que limitan los movimientos del cuerpo humano, ofreciendo coreografías de combate tan fantasiosas e imposibles como impresionantes. Hsiao-Hsien no parece entender eso, y se empeña en ofrecer luchas realistas respetando a rajatabla las leyes de la gravedad y las limitaciones del cuerpo humano, cuando el wuxia es todo lo contrario. Los elementos fantásticos son tan escasos como anecdóticos, y las luchas están rodadas pausadamente y sin dinamismo.

"The Assassin" termina por ser una tremenda decepción, una deshonesta propuesta que habrá encandilado a los amantes del cine intimista, independiente, experimental o preciosista, supuestos entendidos con cerebros tan llenos de sí mismos que no llegan a ver algo tan obvio como que el último trabajo de Hsiao-Hsie es sencillamente infumable.

Mi calificación es: