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sábado, 15 de julio de 2017

CRÍTICA EL ABUELO QUE SALTÓ POR LA VENTANA Y SE LARGÓ (2013), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: Allan Karlsson, un anciano de cien años, se escapa de la residencia por una ventana dejando plantados al alcalde y a la prensa local. No está dispuesto a renunciar al placer de vivir y, aunque no sabe dónde ir, se lanza a la aventura. A lo largo de su larga e intensa vida ha tenido experiencias muy singulares: inverosímiles encuentros con personajes como Franco, Stalin o Reagan. Además, ha desempeñado actividades de alto riesgo como agente de la CIA o como ayudante de Oppenheimer en la fabricación de la bomba atómica.

“El abuelo que saltó por la ventana y se largó” es una película sueca, adaptación de la novela del mismo título escrita por el sueco Jonas Jonasson. La novela fue rechazada por cinco editoriales antes de que una sexta editorial la publicara en 2009, y sólo un año después se compró los derechos para su adaptación cinematográfica, pues ya había vendido más de un millón de copias sólo en Suecia, país con apenas diez millones de habitante, es decir, uno de cada diez suecos se compró la novela. La novela se tradujo a treinta idiomas y vendió más de tres millones de copias en todo el mundo.

¿Qué tal es la película como adaptación de la homónima novela? Hombre, hay que decir que la novela es mejor que la película, pero que aun así la película es una muy digna y bastante fidedigna adaptación de la novela. Es cierto que la película no recoge momentos y personajes que sí aparecen en la novela, como Mao Zedong, Kim Il-sung, Lyndon B. Johnson, Charles de Gaulle, Winston Churchill, etc. Pero también es cierto que abarcar todas las situaciones y todos los personajes históricos con el que el protagonista se encuentra en la novela hubiera necesitado de un presupuesto que la cinematografía sueca no puede permitirse. Aún privándose de mostrar muchos momentos y personajes de la novela, la película tuvo un presupuesto de superproducción teniendo en cuenta el nivel económico en el que se mueve el cine sueco, quince millones de euros. Para que nos hagamos una idea, “El abuelo que saltó por la ventana y se largó” costó más que las tres películas suecas de la saga “Millennium” juntas.


Recoger todas las situaciones que narra la novela hubiera supuesto, además, que la película tuviese una duración inapropiada, pues una comedia de más de dos horas se hace complicado de aguantar, y de dos horas y media o más resulta simplemente inasumible. Hay que reconocer que, a la hora de escribir el guión de la película, supieron no sólo adaptar muy bien la novela sino que también supieron cómo adaptarla. Han obviado personajes y situaciones de la novela, pero para la película se inventaron otros personajes y otras situaciones para conseguir concentrar toda la novela en una película de menos de dos horas.

“El abuelo que saltó por la ventana y se largó” es una comedia divertida y entretenida, pero también políticamente crítica y satírica. Hallamos en el protagonista, Allan Karlsson, a un sujeto no ya apolítico o políticamente neutral, sino políticamente ignorante, lo que le convierte en una persona políticamente nefasta, puesto que, a pesar de sudarle olímpicamente la política, siempre se las apaña para verse envuelto en situaciones que hacen que él sólo sea el que define la mayoría de los sucesos de relevancia política del siglo XX.

La película viene a decir que la neutralidad política no existe, es un invento, una excusa de los políticamente nefastos para no asumir la responsabilidad de los actos que cometen debido a su estupidez política. El personaje protagonista, Allan Karlsson, no es más que una extrapolación de Suecia, una crítica a la falaz y falsa neutralidad del que ha ido haciendo gala el país nórdico con respecto a los eventos internacionales políticamente más relevantes a lo largo del siglo XX, neutralidad que no es tal sino que en verdad ha sido una intervención política oculta, y no precisamente acertada en muchas ocasiones.


La vida de Karlsson a lo largo del siglo XX es una de las dos principales tramas de la película, la segunda trama principal empieza cuando al cumplir cien años Allan se escapa de la residencia de ancianos y a partir de ahí la historia se va desarrollando a modo de comedia de enredos, como en “Arsénico por compasión”. En éste sentido la trama de la comedia de enredos funciona muy bien por el montaje, que muestra momentos de frenesí a veces muy parecidos a los que se podía ver en “Snatch: Cerdos y diamantes”, ofreciendo encadenados de flashbacks o de sucesos presentes que enfatizan el humor. Y las dos tramas principales están muy alternadas y entrelazadas. Resulta muy evidente que la película se rodó pensando muy bien en cómo se iba a montar, y que se tenía muy claro cuál iba a ser el ritmo y cómo iba a ser, y rodaron cada plano teniendo eso en mente.

Algo que destaca mucho de la película es el maquillaje. El maquillaje en general está bien tratado, pero sobresale el que lleva el actor Robert Gustafsson, puesto que interpreta al personaje protagonista desde los veinte hasta los cien años. Vamos viendo como el protagonista va envejeciendo a lo largo de ochenta años, y ese proceso de envejecimiento luce impresionante por el espectacular trabajo de maquillaje que le aplicaron al actor Gustafsson. El maquillaje de envejecimiento es muy verosímil, muy creíble, tiene un aspecto muy real. Cuando ves la película te crees que estás viendo a un fulano de cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta, ochenta, cien años. Está tan bien hecho el maquillaje usado para caracterizar a Gustafsson como Karlsson que la película recibió una nominación al Oscar a mejor maquillaje, aunque el premio se lo llevó “Mad Max: Furia en la carretera”. En mi modesto y humilde parecer, mucho más acertado que el de los ignorantes miembros de la academia de cine de Hollywood, el premio se lo merecía más “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”.


No cabe olvidar tampoco todo el diseño de producción de la película, los decorados, todo el atrezo, los trajes, todo el vestuario... Artísticamente la película luce de manera que queda más que justificado el dinero invertido en ella. También con lo que respecta a los efectos especiales, que no hay precisamente pocos y tienen un muy buen acabado. Igualmente resulta muy recordable el trabajo de fotografía, y también la composición musical.

Uno de los mejores aspectos de la película es el reparto, muy acertado en general. Destaca Robert Gustafsson, que sabe actuar y moverse como un anciano de cien años cuando interpreta al protagonista a esa edad, sabe interpretar muy bien al protagonista en general, en todas las edades, se le ve realmente como alguien que es políticamente estúpido. Gustafsson interpreta al protagonista de manera que le hace parecer, porque lo es, como un Homer Simpson.

“El abuelo que saltó por la ventana y se largó” termina por ser una buena película, muy bien hecha, muy entretenida, y bastante divertida, te lo pasas bien viéndola, pasas un buen rato. También es una buena propuesta para iniciarse en la cinematografía sueca para los que aun no lo han hecho. Que sí, que Ingmar Bergman está muy bien, pero adentrarse en el cine sueco empezando con “Saraband” o “Gritos y susurros” puede tirar para atrás. Propuestas como “Déjame entrar”, por ejemplo, son oportunas para adentrarse en una cinematografía que posteriormente puedes explorar con Bergman, pero mientras “El abuelo que saltó por la ventana y se largó” es muy recomendable como primer paso a la exploración del cine sueco.

Mi calificación es: