[ÚLTIMAS CRÍTICAS] [DRAGSTER-WAVE.BLOGSPOT.COM.AR]

sábado, 18 de enero de 2020

CRÍTICA TODO SOBRE MI MADRE (1999), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

“Todo sobre mi madre” es una película española escrita y dirigida por Pedro Almodóvar. Es una de las películas más populares del director manchego y una de las más taquilleras de la cinematografía española, dado que recaudó más de 67 millones de dólares en todo el mundo, y ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, además del premio al mejor director en el festival de Cannes. 

Muchos dicen que "Todo sobre mi madre" es una película con un dirección magnífica, unas actuaciones muy buenas, una fotografía y un diseño de producción excelentes, y un guión muy notable. Aunque es verdad que la dirección es magnífica, las actuaciones son muy buenas, y la fotografía y el diseño de producción son excelentes, resulta un tanto complicado atribuirle a esta película la cuarta parte de los epígrafes mencionados dado que la correlación precisa entre la consideración estimada por la calidad del guión y los hechos críticos y constructivos tal como pueden ser establecidos y demostrados es de tal naturaleza que plantea ciertos conflictos epistemológicos de magnitud considerable debido a que carga sobre los recursos sociológicos y semánticos de la lengua una consideración más tensa de lo que razonablemente podemos esperar que soporte la certeza realidad de la situación de artística calidad del mencionado escrito cinematográfico. 


SPOILERS

Para entender mejor esta simplificada explicación, pondré como ejemplo el argumento de la película. La protagonista, Manuela, es una enfermera de origen argentino aficionada a la actuación, residente en Madrid, al que se le muere el hijo, Esteban, de un atropello el día en que éste cumplía diecisiete años y cuando trataba de conseguir un autógrafo de Huma Rojo, una conocida actriz teatral. 

Manuela viaja a Barcelona para encontrarse con el padre del muchacho, Lola, al que dejó al quedarse embarazada, y comunicarle su fallecimiento. La situación se complica, pues Lola (interpretada por Toni Cantó), que se pincha heroína, ha desaparecido, luego de dejar preñada a una monja, la Hermana Rosa (interpretada por Penélope Cruz), y de robarle mucho dinero a una amiga común con Manuela, Agrado, otra transexual que trabaja de puta a las afueras de la ciudad condal. 

Manuela se gana la confianza de Huma Rojo, quien la contrata como asistente personal, lo que desata los celos de la amante de Huma, adicta al caballo. A todo esto, Manuela se entera que la Hermana Rosa está contagiada con el VIH, transmitido por Lola, algo que le cuesta contar a su madre (interpretada por Rosa María Sardà), una falsificadora de obras de arte, y más a su padre (interpretado por Fernando Fernán Gómez), enfermo de alzheimer. Rosa muere al dar a luz a su hijo, y en el funeral Manuela se encuentra con Lola, que está a punto de morir, y que regresa de Argentina para poder ver a su hijo, refiriéndose al que tuvo con Rosa. Manuela aprovecha para comunicarle la muerte del hijo de cuya existencia no sabía nada. 

FIN SPOILERS


¿Entendéis ahora lo que de forma tan simple estaba explicando? La historia de la película es demasiado inverosímil para ser seria y creíble, “Todo sobre mi madre” tiene todos los clichés del cine de Almodóvar elevados a la décima potencia, a tal punto que incluso llega a parecer una parodia y uno llega a preguntarse si en realidad no estará viendo “Spanish movie”. 

Otras propuestas de Almodóvar, como “Mujeres al borde de un ataque de nervios” o “Los amantes pasajeros”, tienen un planteamiento igual de absurdo o estrafalario que “Todo sobre mi madre”, pero en esas películas lo increíble de la historia funciona porque son comedias. Es cierto que Almodóvar tiene otras propuestas que son serias, como “Volver”, “Los abrazos rotos”, “La piel que habito” o “Julieta”, pero sin embargo sus historias son más verosímiles y probables, por eso funcionan. 

En “Todo sobre mi madre” la historia no funciona porque es un relato absurdo e improbable en una película muy dramática. Una película seria no puede funcionar con una historia cómica, Almodóvar no estuvo acertado en el guión y no se aclaró entre lo que quería contar y cómo lo quería contar. El director manchego, sin embargo, sí realiza una magnífica labor de dirección, lo cual descoloca más, porque es como si hubiese dirigido “The room”. 


En “Todo sobre mi madre” Almodóvar debería haber compartido o delegado la labor de escritura de guión para equilibrar mejor el resultado literario con la forma de la propuesta. Sin embargo, el director, con frecuencia, se desenvuelve bien cuando asume más de una función en sus producciones. Pero cuando digo que Pedro Almodóvar no tiene problemas en efectuar satisfactoriamente todas las determinaciones puramente artísticas que suele encaminar en sus propuestas cinematográficas me refiero naturalmente a las obligaciones cumulativas totales propias de su cargo principal de capitaneamiento produccional consideradas en conjunto y no tanto a ciertas responsabilidades individuales y esencialmente literarias las cuales no están lógicamente ni en consonancia ni en armonía con el abanico de funciones anteriormente mencionadas además de interferidas y absolutamente inseparables que cargan sobre sus capacidades creativas un peso destacablemente excesivo considerándolo en relación a las ventajas relativamente escasas que reporta una centralización general de funciones en el proceso de creación artística en el ámbito meramente cinematográfico. 

Aún así, los defectos literarios de la película quedan parcialmente compensados por la virtuosa creatividad de Almodóvar en su labor como director, no sólo en el aspecto del uso del color, una de las características por el que es más conocido y popular, sino también en el aprovechamiento del espacio escénico, la composición visual y, por supuesto, el montaje narrativo. 

En “2001: Una odisea espacial” Stanley Kubrick, con un sólo corte, hacía una elipsis de dos millones de años. Almodóvar parece haber querido superar eso y en “Todo sobre mi madre” hace una elipsis de dos años pero sin corte alguno, una elipsis de dos años en el mismo plano. No es el único ejemplo de uso creativo del montaje que se puede observar en la película, pues hay incluso un plano/contraplano no sólo en dos espacio distintos sino incluso en dos tiempos distintos. 


Analizar toda la creatividad artística que Pedro Almodóvar vuelca como director en “Todo sobre mi madre” daría incluso para un libro, y no es mi pretensión extenderme tanto aquí, un mero blog administrado humildemente por alguien que se hace pasar por aficionado al cine. Pero sí cabe comentar que toda la exuberancia cromática, escénica y narrativa que se contempla en la película no es gratuita. Pedro Almodóvar no sólo la pone al servicio de una historia, también la usa para explicar una realidad humana. No es sólo referible a las madres, que también, sino a todos y todas. 

“Todo sobre mi madre” no sólo es una película sobre una madre, es una película sobre todas las personas, es una película sobre la manera de actuar de las personas, y nunca mejor dicho, porque no sólo es sobre el actuar como acción de iniciativa sino también sobre el actuar como acción interpretativa, pues todas las persona, en mayor o menor medida, seamos o no actores, actuamos, hacemos interpretaciones. 

Actuar no es otra cosa que fingir ser alguien que no eres, y eso lo hacemos todos. La diferencia es que los actores lo hacen en una obra de ficción, los demás lo hacemos en nuestra vida cotidiana. Es algo que forma parte de la condición humana. Todos mentimos. Todos, en algún momento, fingimos ser como no somos o fingimos ser otros, por una necesidad sociológica de tratar de caer mejor a alguien, o de conseguir un trabajo, o de recabar información de alguien. “Todo sobre mi madre” explica, básicamente, que la vida es una obra de teatro, una obra en la que cabe tanto la felicidad como la tragedia. 

En conclusión. A pesar de no ser en absoluto su mejor película, Almodóvar si hace en “Todo sobre mi madre” uno de sus mejores ejercicios como director, lo que hace de esta propuesta un ineludible visionado cinematográfíco, a pesar de su irregularidad por las razones ya mencionadas. Aun así, otro muy buen motivo para no perderse esta película es precisamente la actuación, el estupendo trabajo de los actores protagonistas. Es cierto que Fernando Fernán Gómez no está aprovechado, y es una lástima, porque era un actor de los mejores del mundo mundial, pero para compensarlo podemos ser testigos del asombroso acontecimiento de Toni Cantó haciendo una actuación bastante buena. Esto sí que cuesta de creer, y no la historia de la película. Tampoco cabe olvidar los estupendos trabajos interpretativos de Rosa María Sardà, Penélope Cruz, Antonia San Juan (extraordinaria, espectacular), Marisa Paredes, Eloy Azorín y Cecilia Roth.

Mi calificación es: