Protagonizada por Keanu Revees, 47 Ronin es una película que cuenta la legendaria historia de los 47 Samurais que antepusieron los valores de la lealtad y la justicia ante el miedo a la muerte.
La historia,
dotada de elementos fantásticos y sobrenaturales, nos lleva por el camino de Kai
(Reeves), un mestizo que escapo de las garras de los demonios que lo
criaron y fue encontrado y protegido por el rey Asano, quien le otorgo el honor de
vivir junto a ellos en su reino, algo que iba en contra de las creencias de los Samurais.
Allí, crece
apartado del resto de los pueblerinos como un simple sirviente, pero eso no evita que se enamore perdidamente
de la hija del rey, Mika. Cuando el rey es traicionado, los Ronin y Kai
emprenden una misión de venganza y justicia para limpiar su nombre y el de su
rey, y salvar a su hija de las garras de Lord Kira.
La película tiene
lo que necesita para cumplir con su cometido principal: entretener. Pero no posee
muchas más virtudes que hagan de ella una cinta para recordar.
Principalmente la
historia posee un ritmo frenético que no da respiro, y si bien esto es positivo
ya que hace que la película mantenga un ritmo constante durante las 2 hs de
duración y no decaiga así la atención del espectador, también hace que no se
logre una gran profundidad en los personajes y muestre las fallas del director a la hora de
hacer un análisis más profundo de la historia.
Tampoco las historias secundarias se encuentran bien desarrolladas, como la de Oishi con su hijo y la de los demás Samurais que por cierto tienen poco desarrollo.
La dirección está
a cargo de Carl Rinsch, un desconocido para la mayoría, quien solamente cuenta
en su haber con un par de cortos. Por lo que esta película representa su opera
prima. Y no lo hace mal, pero aun carece de ese toque personal que le de un
valor agregado al film. Los efectos especiales están a la orden del día y las
escenas de acción están bien logradas al punto de que es una de las cosas mas destacadas de la pelicula.
Por momentos el
guion peca de predecible y las actuaciones son correctas, aunque ninguna
sobresaliente. Tenemos entre el cast a Rinko Kikuchi (Babel, 2006 y Pacific Rim, 2013) como la bruja mala del film, papel que desarrolla bien pero sin impresionar. Y Keanu Reeves, quien es un actor al que se puede amar u odiar, carece de
peso para ser el protagonista y tiene una interpretación chata con falta de matices; pero de todos modos se valora y se nota su compromiso que tiene estos ultimos años con la
cultura japonesa.
En fin, es una película
para disfrutar y pasar un buen rato, en el sillón de casa algún fin de semana
lluvioso, pero nada más que eso.
Punto alto: Hiroyuki
Sanada, este actor japonés es lo mejor de la película, ya había interpretado un
papel similar en la película El Ultimo Samurai (The Last Samurai, 2003) y
realmente creo que nació para ello.
Punto bajo: la
falta de sorpresa en la película. Demasiado predecible.
Mi calificación es: