Sinopsis: Nació en Detroit en una línea de montaje de automóviles, pero no es un coche cualquiera. En el fondo de su chasis se aloja el mismísimo diablo. Es Christine un Plymouth Fury de 1958, rojo y blanco, cuyo único equipo "normalizado" comprende un deseo de venganza insaciable, que hiela la sangre a cualquiera y destruye todo aquello que encuentra en su camino.
Carpenter ya había conseguido que su nombre obtuviera peso dentro del genero del terror y del suspenso, con un par de obras maestras años atrás, sus trabajos aun seguían por buen camino, esta vez con una adaptación de Stephen King.
Quizás esta película evidencia la versatilidad de ambos, tanto de Carpenter como de King, los dos encerrados en un genero como el terror, tienen bastante originalidad para la creación de personajes. Aunque hay que decirlo, la idea de un auto asesino no causa mucho temor a primera instancia, y es cierto algo mas, la película en sí tampoco transmite miedo, pero puede catalogarsela mas bien como una comedia negra o thriller fantástico, de cualquier manera, el suspenso es bien manejado y cumple con su misión de inquietar al espectador.
Anteriormente, Carpenter dio cátedra en el terreno de los efectos especiales con The Thing, los cuales fueron demasiado explícitos y gráficos a la hora de los fluidos y la sangre: en esta ocasión, se rememora lo hecho en Halloween, donde la sangre escaseaba o ni siquiera aparecía, en Christine las muertes son contadas y totalmente carentes de violencia, el impacto pasaba mas por la insinuación. Los que se emplearon para la ¨reconstrucción del auto (ya que este mismo contaba con el poder de repararse a sí mismo) son fabulosos, el aspecto de Christine también es encantador, sobre todo por los detalles interiores y un rojo fuerte para el exterior hacen hasta desear tener ese auto.
Las actuaciones ayudan bastante a un ritmo muy entretenido. El protagonista es el típico nerd de secundaria, que siempre hace caso a los padres, hasta que decide por su cuenta adquirir el auto, el cual influye en su personalidad y posterior transformación, llegando casi a la locura: este cambio en su forma de ser esta muy bien interpretado por el actor, ya que no cayó en la arrogancia o en una actuación poco creíble.
Los movimientos de cámara y varios planos muy abiertos nutren de mucho dinamismo a la película, mostrando el esplendor del auto a la hora de moverse y correr a velocidad.
La verdad es que sin ser una gran película realmente vale la pena, como dije antes, no hay que esperar escenas que nos pongan los pelos de punta, pero igual la considero una de las mejores de John Carpenter.
Puntuación: