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sábado, 12 de marzo de 2016

CRÍTICA 300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO (2014), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: Guerras médicas (500-479 a.C.). El general griego Temístocles lucha por conseguir la unidad de las polis griegas. Él dirige las tropas griegas que se enfrentan con el ejército persa, liderado por Xerxes y Artemisa, para impedir la invasión del país.

“300: el origen de un imperio” o, como en esta crítica se nombrará a partir de ahora para ahorrar un tiempo de pronunciación que la película no merece, “302”, es la tardía secuela (se hizo esperar siete años) del “300” de Zack Snyder.

Quien escribe está harto de que de un tiempo a esta parte Hollywood no ofrezca más que secuelas, precuelas, remakes, remakes de remakes, reboots, relanzamientos, remontajes, reediciones, nuevas versiones y mil pesquisas más. Se está perdiendo mucho la originalidad, estirando el chicle tanto que la mayoría de estas propuestas se vuelven innecesarias y para nada interesantes, como en éste caso de “302”.

Si “300” mostró un estilo que (al igual que le sucedió a “Matrix”) fue copiado una y mil veces en múltiples propuestas como “Spartacus”, “302” no tiene nada de lo que enorgullecerse. No sólo no tiene estilo propio, ni siquiera copia un estilo, sino que es la copia de la copia de un estilo. Hubiera resultado muy fácil que la secuela copiase a la original, pero visualmente ni se esfuerza en eso, sino que copia a “Spartacus”, que a su vez es una copia del “300” original. Vamos, que esta película es como si fuera un producto de un top-manta. La película tiene mucho más de “Spartacus” que de su antecesora.

En esta ocasión la dirección corre a cargo del israelí Noam Murro, con muy poca experiencia, y se nota. Murro, a diferencia de Snyder, no tiene personalidad, únicamente se dedica a copiar, copiar a cualquier copia del “300” de Snyder. Sólo así se entiendo que muestre planos detalle innecesarios de cualquier chorrada que no venga a cuento, y que haga ralentizaciones temporales con una duración desproporcionada cada dos por tres venga o no a cuento, alargando así la película cuando podría haber durado un cuarto de hora menos sin tantas ralentizaciones.

Si Snyder plasmó “300” como un comic en movimiento (al igual que ya haría con “Watchmen” o como ya hizo Robert Rodríguez en “Sin City”) al basarse precisamente en un comic, Murro no lo hace, desaprovecha uno de los mejores pilares con la que se sustentaba la película de Snyder.


Lo que ocurre en “302” se resume en la condición de Murro; es un contrata, un jornalero, un no tengo a ningún autor de prestigio que me haga esto pues házmelo tú. Eso es, una superproducción mal concebida que los directivos del estudio y los productores dejan en manos del chico que reparte los cafés porque toda la lista de directores buenos se las han pirado a hacer cosas más interesantes, como una buena película. “Eragon” o “47 Ronin” son buenos ejemplos de ello. Murro es más bien un director para subproductos videocluberos de serie B tirando a Z.

“302” no es más que una baratija de los chinos hecha con el mismo molde de “300”. Algo soso. Lo que más molesta es que han convertido lo que tenía que ser un gran espectáculo entretenido y espectacular (como fue “300”) en un asqueroso mensaje judeo-evangelista proisraelí.

El guión es malísimo. Tiene diálogos bochornosos, de vergüenza ajena. Una pasarela de discursos que pretenden ser épicos y sólo consiguen ser aburridos. Y la voz en off sobra totalmente. En toda la película se oye las voces en off de, prácticamente, todos y cada uno de los personajes que salen en la película, incluso del último de los figurantes que sale lo más al fondo. La voz en off no aporta nada, es repetitiva, cansina, los personajes no paran de decir al espectador chorradas, obviedades y cosas que ya se ven. Prácticamente toda la película está narrada todo el rato, no hay un solo segundo que no esté narrado. Hay momentos incluso en que los personajes hablan solos, sin ningún motivo aparente, salvo que les escuche el espectador. Incluso hay momentos en que hablan directamente a cámara y rompen la cuarta pared, con todo el morro.

La mitad de los personajes sobran totalmente. Todos los personajes que salían en “300”, en esta secuela sobran totalmente, incluido Xerxes. Cuando en su día el arriba firmante vio “300” no llegó a entender qué hacía allí una drag-queen de tres metros, en esta secuela lo entiende aún menos.

La música compuesta por Junkie XL resulta correcta, no está mal, pero ésta no es la música que necesitaba “302”, la música en ésta película no encaja para nada. No se comprende por qué no volvieron a contar con Tyler Bates para la composición musical, cuando hizo un espléndido trabajo en “300”.


Si en “300” la fotografía corrió a cargo de Larry Fong, en “302” la fotografía es obra de Simon Duggan, que realiza un trabajo desastroso, seguramente por las erróneas indicaciones que le debió dar Murro. En toda la película no hay un solo plano en que el encuadre no le corte la cabeza a los actores, en la película siempre se ve a los actores con la cabeza cortada. ¡Incluso en planos medios! Y los movimientos de cámara son bruscos. Toda la planificación visual en general está mayormente mal planteada. La fotografía no convence nada, y menos con los millones de filtros que le metieron a la película en posproducción, etalonando como si la vida en la Tierra dependiera de ello, dando como resultado una película en dónde la escasa imagen real que hay tiene la textura de la animación de un videojuego.

Un 3D hecho en posproducción de cualquier manera, dónde la mayor parte del tiempo ni se nota. Será que con 110 millones de dólares no tenían presupuesto para grabar realmente en 3D en dos platós y una piscina de playmobil, a diferencia de “Torrente 4: Lethal crisis”, que se rodó en 3D con un presupuesto de apenas 8 millones de euros en múltiples localizaciones y ofreciendo un resultado espectacular.

El montaje está mal. La película se hace pesada, aburrida, un coñazo. La estructura narrativa está muy mal construida, con un montón de flashbacks, flasfowards, idas al presente, vueltas al pasado, saltos al futuro, un montón de cosas que el espectador no alcanza identificar dónde y cuando ocurren. Una buena trama totalmente desaprovechada, con la mitad de personajes que sobran, y casi la otra mitad que son sosos o utilizan ninguna lógica. El montaje ni siquiera es capaz de arreglar el desaguisado del guión.

Los efectos especiales no convencen mucho. El fuego se nota que es digital, y la sangre se nota todavía más. Parece que los encargados de efectos especiales hubiesen cogido los chorros de sangre de “Ninja Assassin” y los hubiesen puesto aquí. Pero todavía peor es esa luna del tamaño de Júpiter que pusieron en la película. La luna es un satélite del tamaño de Australia, que además está a 300.000 Km, no es un planeta como Júpiter que está a 400 metros. El espectador llega a preguntarse si está viendo la secuela de “300”, o la secuela de “Melancholya”.

Eva Green está ridículamente sobreactuada, y Sullivan Stapleton es un protagonista soso, no tiene comparación con Gerard Butler. Encima la escena de sexo que comparten Green y Stapleton es ridícula y no viene a cuento, es innecesaria.

En conclusión. “302” es una decepcionante película que, ni tiene razón de ser, porque no aporta nada que no hayamos visto ya, ni cumple con las expectativas, porque no se ha hecho como tenía que hacerse, ni da motivos al espectador para volver a verla. Muy mala.

Mi calificación es: