Sinopsis: En un mundo asolado por los pecados humanos, Noé, un hombre que sólo desea vivir tranquilo con su familia, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar a todos los animales terrestres y voladores del inminente diluvio. Todas las noches tiene una pesadilla recurrente en la que puede ver la catástrofe provocada por ese diluvio, pero después el sueño termina con la reaparición de la vida en la Tierra.
¿Qué se puede decir de “Noé”? Bueno, "Noé“ es una porquería, una mierda tan grande como un Airbus 380. Si el arriba firmante tuviera que puntuar “Noé” numéricamente, le pondría un 0 como un estadio olímpico. En esta crítica tiene media estrella, y no porque se la merezca, sino porque no se puede poner una cualificación menor. La película es un truñaco como pocas veces quien escribe ha tenido la desgracia de tragarse. “Noé” es un fraude, es una propuesta indignante de lo desastrosa que es.
Aranofsky es un buen director, sabe dirigir muy bien, como ha demostrado en “Pi”, “Requiem por un sueño” o “La fuente de la vida”, por ejemplo, pero en “Noé” se perdió completamente, realizó esta película de una forma errónea y equívoca.
Resulta interesante toda la mitología que se desarrolla en la Biblia (ladrillo dónde los haya) por lo desarrollada que está y por lo fantástica que llega a ser. Es un material muy potente para adaptaciones cinematográficas o televisivas y que, si se hacen bien, con ingenio y creatividad, de forma seria y ambiciosa, pueden dar como resultado propuestas realmente interesantes y destacables, como “Los diez mandamientos”, “El príncipe de Egipto”, “La pasión de Cristo” o la serie “La Biblia”, que estrenaron hace dos años y que, aunque la primera mitad resulta floja, los capítulos centrados en Jesús son bastante disfrutables.
¿Por qué películas o series bíblicas como “Los diez mandamientos”, “El príncipe de Egipto”, “La pasión de Cristo” o “La Biblia” son buenas, y sin embargo “Noé” es horrible? Cecil B. de Mille, John Huston y Mel Gibson supieron adaptar muy bien fragmentos de la Biblia. Aronofsky no supo hacerlo. Aronofsky, lo que hizo, fue coger fragmentos del antiguo testamento (principalmente la historia de Noé) y, en vez de hacer un peliculón con épica y grandiosidad, lo que hizo fue tergiversar el contexto de esa historia y transformarla como si fuera una historia del juego de cartas (o juego de rol) MAGIC. Y aunque igualmente eso podría haber dado para una película épica y grandiosa, Aronofsky lo convirtió en un lamentable y tedioso coñazo que aburre como si no hubiera Dios durante unas interminables dos horas y veinte minutos.
El problema de la película es que, salvo la fotografía y los actores, falla todo lo demás. El guión es malísimo, la música en vez de épica es estruendosamente machacona, hay efectos especiales que son buenos pero hay muchos otros a los que les falta definición, el sonido es pobre, el vestuario no es creíble… y el diseño de producción es absurdo. ¿Pólvora? ¿Cañones? ¿Cascos metalúrgicos? ¿Chabolas que parecen salidas de las de Río de Janeiro? ¿Vallas metálicas onduladas como las que se utilizan AHORA? ¿Talagros para perforar la tierra? ¿Cemento? La tecnología de la revolución industrial en el neolítico. Hay un momento en el que incluso se ven botellas de plástico y bolsas de basura de plástico. Los zapatos que lleva Noé se podrían encontrar en una zapatería de ahora. Todo el diseño de producción es incoherente, ilógico y absurdo. Con todo esto sorprende que en esta película Noé construyera un arca y no un avión o un transbordador espacial.
No todo está mal. La fotografía de Matthew Libatique es espectacular, impresionante. Y los actores están muy bien. Russell Crowe, Ray Winstone y Anthony Hopkins están bastante bien… aunque no ofrecen sus mejores interpretaciones. Jennifer Connelly y Emma Watson están estupendas, magníficas. Pero el que más destaca es Logan Lerman, que es un actor estupendo, en “Noé” lo hace genial, y resulta curioso cómo interpreta su personaje y cómo lo enfoca.
A pesar del notable trabajo del director de fotografía y de los actores, los defectos y fallos que tiene “Noé” son tantos y tan graves que la película no provoca más sensación en el espectador que disgusto.
Mi calificación es: