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sábado, 26 de marzo de 2016

CRÍTICA SILENT HILL: REVELATION (2012), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

“Silent Hill: Revelation” es un subproducto hecho con desgana al que generosamente se le da el calificativo de película. Está dirigida por Michael J. Basset, buen director de buenas películas de terror fantásticas como “Deathwatch” o “Solomon Kane”, que son películas con un tono oscuro y en cierto modo terrorífico y fantasmagórico. Con un director con un estilo tan característico, se esperaba que esta secuela de “Silent Hill” estuviera al nivel de su antecesora, que por lo menos iba a ser igual de buena e igual de terrorífica. Es una película penosa.

Al final de la anterior película se muestra como Rose y su hija Sharon, sin ninguna razón, se quedaban atrapadas en una especie de limbo, a pesar de que consiguieron acabar con el mal de Silent Hill. Al final Sharon, la hija, consiguió escapar del limbo, pero su madre sigue atrapada en Silent Hill dónde, sin ninguna explicación, sigue existiendo la atmósfera infernal, a pesar de que Rose consiguió terminar con la maldición. El hecho de que siga la atmósfera infernal en Silent Hill, a pesar de que se acabara con la maldición de Alessa, de que Rose siga atrapada en ese limbo y que solo Sharon haya conseguido escapar, no llega a explicarse en la película, quizá porque Bassett creyó que los espectadores saben leer su pensamiento y que por lo tanto no hacía falta que diera explicaciones al escribir el guión.

Diez años después de los acontecimientos de “Silent Hill”, Sharon, con 18 años y 2 tetas, aun sigue en el instituto, a pesar de que ya tiene edad suficiente para ponerse bótox, meterse a prostituta y comprar armas de fuego pero no para fumar ni beber alcohol ni jugar a las apuestas. ¿Verdad que Estados Unidos es un gran país?

Sharon y su padre Christopher viajan de pueblo en pueblo por todo el país sin quedarse más de cuatro meses, y cambiándose continuamente de nombre con la excusa barata de que los seguidores de Alessa en Silent Hill buscan a Sharon para sacrificarla en un ritual pagano. Una vida así es muy miserable y cruel para una adolescente. Por algún motivo la capacidad intelectual de Christopher no alcanza para considerar la opción de irse a vivir él y Sharon a Australia, Nueva Zelanda o Reino Unido, lugares tan lejanos dónde no cabría la posibilidad de que los seguidores de Alessa les busquen y los encuentren, y la chica tendría una vida normal.


En el instituto del pueblo en el que se ha mudado por vigesimotanta vez Sharon conoce a Vincent, un adolescente interpretado por el actor no adolescente Kit Harington, Jon Nieve en “Juego de Tronos”. Pues este chico adolescente interpretado por un actor más mayor es un verdadero plasta. No deja de seguir a Sharon, no la deja sola ni a la fuerza, es un acosador.

Sharon se percata de que hay alguien más que la está acosando, un hombre que la espera en el instituto. Dicho hombre es un detective privado que va vestido de manera que pasa desapercibido y la gente no note que es un detective privado, es decir, con camisa arrugada, corbata mal anudada, gabardina destartalada y sombrero, además de estar mal afeitado. Estupendo chato, un aspecto que nadie asociaría a la de un detective.

El detective no tarda en ser brutalmente despedazado por una de las criaturas de Silent Hill, sin que haya explicación de cómo las criaturas que son producto de una dimensión infernal pueden existir y actuar fuera de esta. Pero la historia de esta película carece de lógica, así que da igual.

Sharon es testigo del brutal despedazamiento, en el centro comercial del pueblo. Saliendo del centro comercial se encuentra con Vincent, el chico adolescente acosador interpretado por un actor más mayor, que no deja de seguirla a todas partes, incluso en el autobús de camino a su casa. En el autobús Sharon y Vincent, sin venir a cuento, tienen una conversación sobre facebook tan interesante y relevante como el prospecto de un medicamento para las almorranas (la chica acaba de presenciar un brutal asesinato sobrenatural y a los cinco minutos está con ánimos para hablar sobre facebook con un acosador).

En la escena del autobús el director, para no hacer tan entretenida la conversación sobre facebook que mantienen los muchachos (conversación irrelevante e innecesaria que no aporta nada a la trama de la película), inserta planos de un viejo que ríe a carcajadas sosteniendo un peluche de un conejo de Duracel, que duran, duran y duran, al igual que los intentos del director para dar atmósfera de tensión con trucos tan patéticos como éste.


En casa de Sharon los dos chicos ven que Christopher, el padre de Sharon, ha sido secuestrado por los seguidores de la secta esa de Silent Hill. En la casa encuentran un mensaje escrito con sangre en una pared: “Ven a Silent Hill”. A pesar de que su padre le prohibió estrictamente ir a Silent Hill, a pesar de que el chico acosador interpretado por un actor más mayor también le dice que es muy mala idea, y a pesar de que es de muy poco sentido común y muy peligroso hacer caso de un mensaje escrito con sangre, Sharon es como su madre, pasa de todo y va a la suya. Así que Sharon va a Silent Hill para salvar su padre.

En una trama secundaria hay dos detectives que investigan el brutal asesinato del detective privado que seguía a Sharon, y encuentran la chaqueta ensangrentada de la chica con su documentación. La deducción de estos dos perlas es que una adolescente sin antecedentes previos, con menos de un metro setenta de estatura y con un peso de menos de cincuenta kilos, ha descuartizado con sus propias manos el cuerpo de un hombre adulto de más de metro ochenta de estatura y más de ochenta kilos de peso, y que además ha sido tan descuidada como para dejar como prueba su chaqueta ensangrentada con su documentación para que la policía la pueda identificar. Capacidad de deducción rajoyesca, si señor. Tenemos que fabricas máquinas que nos permitan seguir fabricando máquinas, porque lo que no van a hacer nunca las máquinas es fabricar máquinas a su vez.

Los dos detectives se presentan en casa de Sharon revolver en mano y echando la puerta abajo (sin orden de registro ni de detención firmada por un juez, por lo que es allanamiento de morada con agravante policial), y se encuentran con el mensaje escrito en la pared. Lo que viene ahora es de verdad. El mensaje escrito con sangre en la pared es grande, visible y con caligrafía clara, letra de palo: “Ven a Silent Hill”. Uno de los detectives le pregunta al otro: “¿Esta mancha en la pared luce como un mensaje para ti?”. El otro detective le responde: “No, no entiendo qué significa”.

Los dos detectives dan por hecho que la suma de las circunstancias da por confirmada la culpabilidad de Sharon sobre el asesinato del detective descuartizado. Ni se plantean que la chica es el verdadero objetivo, que el detective fue una víctima al intentar protegerla, que la chica ha huido por miedo al ver el mensaje escrito en la pared y que la chica ha ido al lugar que indica el mensaje escrito con sangre porque es en ese lugar donde están los verdaderos asesinos. Algo así es tan descabellado… Caso cerrado, los detectives no vuelven a aparecer en lo que queda de película. Una subtrama de la película sin desenlace, que gran guión.


En general la película la hicieron con pocas ganas y se nota, pero sobretodo por parte del director y de los actores. Para Michael J. Bassett éste debió de ser un trabajo de encargo. El pobre debía de tener mejores películas que hacer que la secuela de “Silent Hill”, pero claro, todos tenemos que comer, y es de suponer que esto es lo único por lo que iban a pagarle. El escribir un guión malísimo debió de ser su forma de protestar.

Adelaide Clemens, una mezcla muy juvenil de Michelle Williams y Carey Mulligan, no lo hace mal, todo hay que decirlo. La verdad es que la chica hace lo que puede con lo que tiene. Con el desastroso guión y un personaje tan mal dibujado, Clemens ya hace suficiente ofreciendo una interpretación mínimamente decente.

Kit Harington, Carrie-Anne Moss, Sean Bean y Malcolm McDowell solo están aquí para hacer de secundarios de lujo, decir sus frases, poner cuatro caras y cobrar sus cheques. No hay que reprocharles nada, participar en esta película con semejante mierda de guión ya es suficiente acto de generosidad por su parte.

En verdad “Silent Hill: Revelation” no es más que una de esas secuelas directas a DVD de exitosas películas, rodadas con mucho menos presupuesto, muchos menos medios y con actores de cuarta categoría, como “Reflejos 2”, “Death Race 2”, “30 días de oscuridad 2: Tinieblas” o “Quarantine 2: Terminal”, por poner unos ejemplos. “Silent Hill: Revelation” ha llegado a estrenarse en cines porque cuenta con actores conocidos, un director conocido y ha sido rodada en 3D. Pero si se le quita eso, es una secuela directa a DVD. Basta con constatar que “Silent Hill: Revelation” no ha costado ni la mitad de lo que costó “Silent Hill”, y que de hecho ha contado con el mismo presupuesto que películas como “Epic Movie” o “Disaster Movie”.

El director de fotografía de “Silen Hill: Revelation”, Maxime Alexandre, responsable de la fotografía del remake de “Las colinas tienen ojos”, “Reflejos” y “The Crazies”, ofrece el trabajo más significativo de la película. La fotografía de Alexandre en esta película no es nada del otro mundo, no es muy llamativa, pero cumple y está bien hecha en su mayor parte.

Jeff Dana, el compositor, simplemente cogió la música que hizo para el primer “Silent Hill”, y la usó para “Silent Hill: Revelation”. Hizo un copia y pega y se quedó tan ancho.

En general la película es bastante pobre e innecesaria. No ofrece nada nuevo de lo visto en la anterior “Silent Hill”, ni siquiera da miedo, como el primer “Silent Hill”. Los efectos especiales al menos están bien, para el presupuesto dispuesto. En conclusión, la gente puede ahorrarse el ver esta película, e invertir la hora y media que dura en algo de más provecho.

Mi calificación es: