"Los idus de marzo" es la cuarta película de George Clooney como director, que también escribe el guión junto con el actor, producto, director y guionista Grant Heslov ("Buenas noches y buena suerte") y Beau Willimon, autor de la homónima obra de teatro en la que se basa la película, y que también es guionista de la fabulosa serie "House of Cards", encarecidamente recomendable.
No es casualidad que mencione "House of Cards", ya que tanto la sensacional serie protagonizada por Kevin Spacey como este filme dirigido por George Clooney comparten un contexto de corrupción moral del poder y la política.
Clooney presenta la figura de un candidato a las primarias del Partido Demócrata que resulta un personaje cercano y prudente, con un sentido de política liberal, próximo a la izquierda. Pero en la película se va descubriendo que, con respecto a éste personaje, no es oro todo lo que reluce. “Los idus de marzo” refleja los escándalos que afectan a la carrera de algunos políticos, pero no escándalos de corrupción, sino escándalos de la vida privada, algo que ya reflejaba aquella película protagonizada por Nicolas Cage, “Escándalo en el poder”. Pero a diferencia del fallido film de Austin Stark, dónde el desliz moral del político de turno no afectaba a su integridad ética, en la propuesta de Clooney la decadencia moral lleva también a la decadencia ética.
Pero no sólo el personaje de Clooney, los demás personajes traicionan su ética para ocultar el déficit moral del candidato demócrata, con la justificación de que si llega a la Casa Blanca podrá hacer grandes cosas, cosas buenas, algo discutible si se tiene en cuenta que para ocultar su falta de moral el candidato demócrata interpretado por Clooney renuncia también a la ética. Finalmente tenemos a un personaje con una contradicción interesante. Quiere llegar al poder para hacer cosas buenas, pero para llegar al poder renuncia a aquello que necesita para hacer esas cosas buenas, moral y ética.
El personaje de Gosling ofrece una contradicción más interesante todavía. A pesar de lo que descubre de él, el protagonista sigue creyendo que el candidato demócrata puede ser políticamente un buen presidente, de modo que actúa fuera de toda ética ocultando la verdad y haciendo lo que hace para ocultar la verdad, se corrompe por y para lo que cree un bien mayor. El protagonista cree tanto en el bien que puede hacer el candidato que para que pueda hacerlo se ensucia él las manos.
La película está bien, pero tiene un defecto que, de haberse corregido, la película hubiera pasado de notable a excelente. Y ese error es el personaje de Evan Rachel Wood. Aparte de que la actriz es bastante sosa, su personaje es totalmente estúpido e incoherente. El personaje de Wood está muy mal construido, no gusta, es un lastre para la película.
Pero aparte de eso la película está bastante bien. Tiene una buena historia, con buenos personajes (exceptuando el de Wood), y está bien narrada.
Lo mejor son los actores. No sólo tenemos un motivado Ryan Gosling (se agradece), sino también al mismo George Clooney, que está fantástico, y Phillip Seymour Hoffman con otra increíble interpretación suya, y Paul Giamatti, que es un monstruo de la interpretación, y Marisa Tomei ofreciendo una actuación tan buena como nos tiene acostumbrados, y Jeffrey Wright interpretando tan bien como siempre, y Max Minghella también sale un rato currándoselo.
La fotografía también destaca por lo bien cuidada que está, como no se podría esperar de otra manera de un director de fotografía tan notable como Phedon Papmichael, que ya ha demostrado su buen hacer en "Los descendientes" y "W.". Sólo hay que ver el encuentro a escondidas entre Gosling y Clooney en el restaurante, una escena extraordinaria por el contenido, y también por la forma en parte gracias al trabajo de Papmichael.
Mi calificación es:
