Hay un término usado en la jerga cinematográfica que se conoce como “placer culpable”, es decir, disfrutar del visionado de una película de la que se tiene consciencia que es mala, pero no te importa, te gusta a pesar de que es mala. Con “Asesinos natos” me pasa justo lo contrario, no me gusta a pesar de que veo que es una buena película. “Asesinos natos” me parece dolorosa de ver, objetivamente percibo que es una buena película pero subjetivamente me parece despreciable, nefasta y aborrecible. Es una película que a mí, personalmente, me molesta y me asquea bastante. Hay gente a quien le gusta la película, no sé muy bien por qué, pero le gusta. Sus motivos tendrán. A mí no me gusta y tengo mis motivos, y en esta crítica los voy a exponer.
Empecemos por el director, Oliver Stone. A mí Oliver Stone me encanta, me gusta como dirige, es un director de la hostia, es un maestro. Películas suyas como “Platoon”, “JFK”, “Un domingo cualquiera”, “Alejandro Magno”, “W.” y “Snowden” son películas magníficas (me gustaría poder decir lo mismo de “World Trade Center” pero va a ser que no). Oliver Stone es un director increíble, extraordinario. En “Asesinos natos” su trabajo de realización en cierto modo es identificable, y bueno, pero su estilo visual, resulta enteramente agobiante. Detallaré este tema con más profundidad al hablar de la fotografía.
Los actores no están mal, la película tiene un reparto con un puñado de buenos y grandes actores: Woody Harrelson, Juliette Lewis, Tom Sizemore, Robert Downey Jr. y Tommy Lee Jones. Harrelson y Lewis no lo hacen mal, están bien, pero personalmente sus actuaciones no me maravillan ni me impresionan. Lo mejor, desde luego, son los actores secundarios, en especial Robert Downey Jr. y Tommy Lee Jones. En “Asesinos natos” Robert Downey Jr. parece una versión veinteañera de Tony Stark, pero no interpreta a Tony Stark, sino que aquí hace un papel bastante histriónico, casi a la medida de Nicolas Cage. Downey Jr. lo hace realmente bien, de hecho está extraordinario, como siempre, pero no puede compararse con un Lee Jones en una de las mejores interpretaciones de su carrera. Lee Jones consigue con su interpretación que su personaje sea el más carismático e inolvidable de la película. Las interpretaciones de estos dos actores son una de las pocas cosas que me gustan de la película.
Continuemos con el guión. Originalmente escrito por Quentin Tarantino, evidentemente fue reescrito de manera considerable por otro guionista, porque en el guión de “Asesinos natos” no se atisba casi nada del estilo de Tarantino, ni siquiera se le acerca a “Amor a quemarropa”.
Resumiendo, que Tarantino escribió un excelente guión y vinieron dos guionistas y lo reescribieron a su gusto, dejando un guión que poco o nada tenía que ver con el de Tarantino.
De hecho Tarantino no estuvo de acuerdo con las revisiones, repudió el guión y pidió que su nombre fuera borrado de los créditos del guión, de modo que su nombre aparece únicamente como “historia de…”.
El guión de “Asesinos natos” no me gusta nada, su narrativa me parece infumable. Pero lo peor es su tesis, el mensaje ideológico que transmite al espectador.
Por un lado la película critica el gregarismo de “la gente de a pie”, sobretodo de los jóvenes, que alaban a un par de asesinos psicópatas que matan a inocentes, y les trae sin cuidado las víctimas. Es muy triste que haya personas que tengan como héroes a asesinos, e incluso a genocidas, por pura ignorancia gregarista o por simple malicia, pero es una realidad muy patente en estos días, sobretodo con el auge de las redes sociales, dónde 8 de cada 10 comentarios sobre una noticia de actualidad y gran repercusión son auténticas imbecilidades. Así que en este aspecto, por dar este mensaje de crítica al gregarismo popular, a “Asesinos natos” le doy otro punto a su favor.
Pero los otros dos juicios ideológicos que hace la película son bastante equívocos e incorrectos.
Por un lado tenemos otro mensaje de crítica, esta vez a la morbosidad que expone los medios de comunicación sensacionalistas. Si en la película hubieran especificado la critica a los medios estadounidenses aún seria perdonable. Pero como siempre los estadounidenses son tan egocéntricos y se creen tanto los mejores que creen que los demás países comparten su misma ideología televisiva, que ni siquiera tienen canales propios y que sólo siguen sus canales y programas a cada cual peor.
Al final, lo que pretendía ser una crítica de la morbosidad y del sensacionalismo televisivo, no deja de ser otra muestra del egocentrismo estadounidense y de la mentalidad cerrada de los estadounidenses en cuanto al resto del mundo.
El tercer mensaje que pretende transmitir la película al espectador es completamente asqueroso. “Asesinos natos” ensalza la violencia, la brutalidad, la vileza de una manera enfermiza. El ser humano tiene tres tabús inconfesables (normalmente): la drogadicción, la violación y el asesinato.
La película no sólo viene a decir que estas tres vilezas no deberían ser tabús, sino que en verdad son heroicidades. Somos el resto del mundo los que estamos enfermos y equivocados al intentar reprimir lo que no deja de ser parte de nuestra naturaleza. La lucha de los dos protagonistas contra el mundo, a base de matanzas indiscriminadas, es una romántica heroicidad digna de alabar y aplaudir. Es un mensaje totalmente despreciable.
Pero esto no es lo peor de la película. Lo peor de “Asesinos natos” es a la vez lo mejor de la película. Me voy a explicar.
El director de fotografía de “Asesinos natos” es Robert Richardson, director de fotografía de “The hateful eight”, “Django desencadenado”, “La invención de Hugo”, “Shutter Island”, “Malditos bastardos”, “El buen pastor”, “El aviador”, “Kill Bill. Volumen 1 & 2”, “JFK” y “Platoon”, entre otras. Richardson es un director de fotografía extraordinario, sólo hay que ver películas de su filmografía para darse cuenta de que su trabajo con la luz y con el formato de grabación es magistral. Los trabajos de Richardson son maravillosos. Y en “Asesinos natos” hace un muy buen trabajo, en serio. El trabajo de fotografía de “Asesinos natos” está muy bien.
¿Entonces cual es el problema? El problema de la fotografía de “Asesinos natos”, al igual que su montaje, es que resulta verdaderamente agobiante. La película está llena de planos aberrantes, en color y en blanco y negro, secuencias anime, cortes superpuestos, filtros de degradado, un alucinante cambio persistente de lentes, objetivos, película fotográfica, luces, diafragma, ISO, temperatura de color, tiempo de exposición e incluso de cámara. Se cambia y se remezcla todo cada tres segundos o menos.
Este experimento visual está bien para un videoclip o un cortometraje, pero dos horas de esto no hay quien lo aguante. Es un no parar de flipadas y pajas visuales alucinógenas y psicodélicas a más no poder. E incluso se nota las corridas de este experimento visualmente mareante. Tanto la fotografía como el montaje llegan a hartar al espectador, y a la media hora ya se desvincula de la película. La fotografía está bien en su justa medida, pero es que aquí lo es todo desde el minuto 0 al minuto 120.
Ver “Asesinos natos” es como ir al dentista a que te haga una limpieza de boca. Hay que hacerlo pero no dan ganas. Cuando te hacen la limpieza de boca y te meten ese chisme en la boca que saca poca agua pero la saca a chorros, notas como una sensación leve pero persistente de ahogo. Sabes que es necesario y que por unos minutos no pasa nada, pero es que esta sensación se hace eterna. Y sigue, y sigue, y sigue. Y no para, y no para, y no para. Es una tortura. Y cuando el dentista termina deseas cualquier cosa en el mundo salvo volver a hacerte una limpieza de boca.
Pues “Asesinos natos” es lo mismo. Visualmente es agobiante, es una tortura, es demasiado para poderlo asimilar. Y cuando la película termina deseas cualquier cosa en el mundo salvo volver a ver “Asesinos natos”.
Mi calificación es: