[ÚLTIMAS CRÍTICAS] [DRAGSTER-WAVE.BLOGSPOT.COM.AR]

sábado, 25 de diciembre de 2021

CRÍTICA MENSAJE DE NAVIDAD DE SU MAJESTAD EL REY 2021 (2021), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

 

Los discursos navideños del jefe del Estado español son como el ajo, se repiten, pero este en concreto, el octavo discurso navideño del actual rey de España Felipe VI, sobresale por su guión, por su dirección, por su actuación, por su escenografía, su vestuario y su fotografía, aunque todos esos aspectos no destacan precisamente por su calidad audiovisual sino más bien lo contrario.

El texto del discurso, escrito por el guionista Perro Sánchez, no tiene ni pies ni cabeza, brilla por su incoherencia. El protagonista, que tiene menos credibilidad que el abeto de plástico situado detrás a su izquierda, habla de la igualdad entre hombre y mujeres, y eso estaría bien si no fuese porque lidera una institución que discrmina a la mujer y no la permite ocupar la jefatura del Estado.

Felipe VI también habla de respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral. Este hombre tiene mucha jeta. ¿Desde qué pedestal de catadura moral habla el rey de respeto y cumplimiento de la ley y de ejemplo de integridad pública y moral si su padre, Juan Carlos I, que fue impuesto por un dictador fascista y golpista, y que nunca juró acatar la Constitución, mató a su hermano de un tiro en la frente, ha robado a todos los españoles a manos llenas durante 40 años (incluidos a los que, por alguna razón que no alcanzo entender, le siguen comiendo los huevos), se ha ido a Botswana con los impuestos del pueblo a cazar elefantes, se ha enriquecido con la venta ilegal de armas, va regalando decenas de millones de euros sin declarar a sus amantes que las tiene a miles, y se ha fugado a una dictadura como Emiratos Árabes?


También habla del coronvarius llamándolo Covid-19, como si fuese una mascota olímpica, para no decir Corona-Virus. Además que habla de la Constitución como un talibán habla del Corán, la dogmatiza y al mismo tiempo se la fo---. También habla de las cosas positivas que han ocurrido este año, de las cuales no ha contribuido en ninguna de ellas, y también de las cosas malas que han ocurrido, de las que él no ha ayudado en ninguna de ellas.

El actor protagonista no es mucho mejor. Está quieto y sentado todo el rato, no se levanta de la puta silla ni por casualidad, y no es convincente, resulta evidente que no se cree el discurso que está leyendo. A ver, que tampoco es que deba hacer el monólogo de Hamlet, pero al menos podría tratar de hacer ver que finge creer en lo que dice. Mueve las cejas como si tratara de imitar a Carlos Sobera, y mueve las manos como si fuese un yonki con síndrome de abstinencia pidiendo una dosis. Felipe VI, como actor, le queda mucho por aprender. Personalmente sugiero que, para el discurso de Navidad del año que viene, en vez de interpretarse a sí mismo, Felipe VI sea interpretado por alguién con mayores y mejores dotes de actuación, como Antonio Banderas o Luis Tosar.

No sé quién es el director, pero se debe creer Michael Bay; pone dos cámaras a distinta altura, una en un plano picado y otra en contrapicado, y va cambiando de plano continuamente, obligando al actor a girar la cabeza todo el rato de un lado a otro como la niña de "El exorcista", sólo le ha faltado gritar cochinadas, sacar la lengua lascivamente, y vomitar puré de guisantes. Ese cambio de planos queda muy mal, y no ayuda a eso el vago montaje transitorio a modo de disolución.


Qué decir del vestuario. Lo mejor que se puede decir de la corbata que lleva el protagonista es que fabricarla ha dado trabajo a gente, aunque también lo hace la fabricación de metanfetamina. Esa corbata es una ofensa a la vista, tanto cromáticamente como en lo relativo al estampado. Esa corbata merece usarse más para ahorcarse con ella que para llevarla como prenda de vestir.

En cuanto a la escenografía. El cuadro situado detrás del protagonista... salta a la vista que se ha buscado un cuadro más ordnario que Felipe VI (tiene mérito que lo hayan encontrado) para que, en comparación, él se vea carismático, pretensión que no consiguen llevar a cabo. Cualquier elemento de la escenografía (salvo el cuadro) tiene más carisma que el rey, como esas mesas austeras a más no poder para transmitir austeridad. A ver, no pueden pretender que el rey me transmita usteridad cuando lo veo sentado en una silla tapizada de oro y lo que me ponen previo al discurso es un plano del palacio en el que vive.

Y esas fotos familiares colocadas estratégicamente... en la que por cierto en ninguna de ellas sale su padre. ¿Qué pretenden transmitir? ¿Unidad y cercanía familiar en la familia real? Pero si Felipe VI mandó a su hija a un internado a más de 1.800 kilómetros en el extranjero, tiene más de cinco mil hermanos y hermanas que no conoce, su padre está de putas en Abu Dabu, y su madre, que tiene más cuernos que el Espíritu del Bosque de "La princesa Mononoke" y que podría usar como circuito de Fórmula 1, también se ha ido no sabe dónde.

En conclusión. "Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey 2021" es una obra insulsa y aburrida en su contenido y mediocre y desagradable en su forma. Sugiero encarecidamente que el discurso de Navidad del año que viene lo escriba y dirija un director con mejor hacer, como Álex de la Iglesia, con guión de Jorge Guerricaechevarría, fotografía de Kiko de la Rica y música de Roque Baños.

Mi calificación es: