Esta obra maestra del cine en general y de la ciencia ficción en particular, dirigida por Andrew Niccol ("El señor de la guerra", "In time"), no solo ofrece una visión provocativa de una realidad distópica, sino que también se destaca como un hito cinematográfico por su dirección impecable, actuaciones memorables, un guion notable, y una producción visualmente impresionante. "Gattaca" es un film que trasciende los límites convencionales del género al cual pertenece para ofrecer una reflexión profunda sobre la condición humana, el determinismo genético y la búsqueda de la identidad.
Andrew Niccol, en su debut como director, mostró una madurez y un control excepcional sobre su material, sobre la narrativa y la estética de la película. Su visión de esta realidad alternativa es inquietante pero plausible, y su enfoque minimalista en la dirección ayuda a amplificar el mensaje de la película. Niccol (quien merecía el Oscar por esta opera prima) utilizó la ciencia ficción no solo como un telón de fondo, sino como un medio para explorar temas profundos como la discriminación genética, el destino y el espíritu humano. Su dirección precisa, meticulosa y estilizada crea una atmósfera de tensión y belleza que envuelve al espectador desde la primera escena hasta la última.
Las actuaciones en "Gattaca" son sobresalientes, realizadas por un elenco talentoso que aporta profundidad y humanidad a sus personajes con un magnífico trabajo interpretativo. De hecho, Ethan Hawke, Uma Thurman y Jude Law nunca han estado tan bien en una película, y los tres merecían un premio Oscar por su papel.
Ethan Hawke interpreta a Vincent Freeman, un "in-válido" que sueña con viajar al espacio a pesar de estar condenado por su código genético. Hawke ofrece una actuación apasionada y convincente, capturando la determinación y vulnerabilidad de Vincent, y sumergiéndose en el papel con una autenticidad que hace que el público se identifique con la lucha de su personaje. Su transformación de un hombre desesperado a uno decidido es inspiradora, y su química con sus coprotagonistas añade una capa extra de autenticidad a su actuación.
Uma Thurman, como Irene Cassini, aporta una mezcla de fuerza y fragilidad a su papel. Irene es una "válida" que enfrenta sus propias inseguridades y limitaciones genéticas. Thurman logra hacer de Irene un personaje complejo, que no solo sirve como interés amoroso, sino también como una figura que enfrenta sus propias inseguridades y desafíos. La actriz interpreta a Irene con una gracia y elegancia que muestraa su habilidad para expresar emociones profundas con una economía de gestos y palabras, y complementa perfectamente la intensidad de Hawke, con quien tiene una química palpable y añade una capa adicional de profundidad emocional a la historia. Su relación con Vincent evoluciona de una manera orgánica y emotiva, proporcionando un núcleo romántico pero nunca superficial a la trama.
Jude Law ofrece una actuación memorable como Jerome Eugene Morrow, un ex-atleta que sufre una lesión que lo deja paralizado y lo lleva a una vida de resentimiento y desesperanza. Law captura perfectamente la arrogancia y el sufrimiento de su personaje, infunde a Jerome con un cinismo mordaz y un dolor palpable, haciendo que su sacrificio final sea aún más conmovedor. La dinámica entre Jerome y Vincent es central en la película, y Law y Hawke logran una química que eleva su relación a algo casi fraternal. Law maneja esta dinámica con una mezcla de amargura y camaradería que resulta emotiva.
Ernest Borgnine en el papel de Caesar, el jefe del equipo de limpieza de Gattaca, aporta una calidez y humanidad innegables. Aunque su papel es menor en comparación con los protagonistas, su presencia añade una capa de empatía, subrayando el tema de que la grandeza puede encontrarse en las personas más humildes.
Destacan también las actuaciones de Loren Dean, Xander Berkeley ("Terminator 2"), Elias Koteas, Tony Shalhoub ("Monk", "1408", saga "Spy Kids" y "Men in Black"), Alan Arkin (ganador del Oscar por "Pequeña Miss Sunshine") y Gore Vidal. Sus trabajos interpretativos están tan bien realizados que son tan recordados como los protagonistas.
El guion, también escrito por Andrew Niccol, es un texto de ciencia ficción inteligente y reflexiva. La narrativa de "Gattaca" explora temas éticos y filosóficos relacionados con la genética y el libre albedrío, planteando preguntas importantes sobre la naturaleza de la humanidad y la búsqueda de la perfección. Niccol equilibra habilidosamente el drama personal con la crítica social, creando una historia que es a la vez íntima y universal. El mundo de "Gattaca" está meticulosamente diseñado, presentando una sociedad donde la eugenesia y la discriminación genética son la norma, pero el guionista evita acertadamente el didactismo, permitiendo que los temas emerjan orgánicamente a través de la trama y los diálogos.
Los personajes de "Gattaca" están maravillosamente desarrollados, cada uno con sus propias motivaciones y conflictos internos. Vincent, Jerome e Irene son personajes complejos cuyas vidas se entrelazan de maneras inesperadas y profundas.
Vincent Freeman es el corazón de la historia, un personaje impulsado por una determinación feroz de superar sus limitaciones genéticas, una perseverancia que encarna la lucha contra el determinismo. Su viaje es una lucha contra un sistema que lo considera inferior.
Jerome Eugene Morrow es un personaje trágico, cuya aparente perfección genética es una fachada para su profunda insatisfacción y desesperación por su accidente, que lo deja incapacitado y resentido. Su relación con Vincent evoluciona de una transacción utilitaria a una amistad auténtica y genuina, donde Jerome encuentra una forma de redención a través del éxito de su amigo, y su sacrificio final es uno de los momentos más emotivos de la película.
Irene Cassini es un personaje que lucha contra sus propias expectativas y las de la sociedad, tratando de superar sus inseguridades genéticas. A través de su relación con Vincent, Irene descubre su propia fuerza y capacidad para desafiar el destino que le fue asignado. . Su relación con Vincent no solo es romántica sino también simbólica, representando la unión de dos almas que luchan contra las expectativas de la sociedad.
La fotografía del polaco Slawomir Idziak ("El rey Arturo", "Black Hawk derribado") es visualmente impresionante, utilizando una paleta de colores fríos y clínicos que reflejan la sociedad distópica de "Gattaca". El uso del color es particularmente efectivo, con tonos azulados que crean una atmósfera de control y perfección superficial, contrastada por momentos de calidez cuando los personajes experimentan verdaderas conexiones humanas. Destaca el uso del rojo y el verde para extrapolar cromáticamente la in-validez o validez de un personaje desde el prisma genetístico de Gattaca, y el amarillo como una combinación de ambos conceptos cuando coinciden en la misma escena. La iluminación y los ángulos de cámara, por otra parte, están cuidadosamente diseñados para enfatizar la arquitectura limpia y futurista, así como las emociones internas de los personajes.
El montaje, a cargo de Lisa Zeno Churgin ("En sus zapatos", "Casa de arena y niebla", "Ciudadano Bob Roberts"), es preciso y contribuye significativamente al ritmo de la película. La edición permite que la narrativa visual y argumental fluya de manera natural, manteniendo al espectador pendiente de la historia en todo momento. El uso de flashbacks está particularmente bien manejado, proporcionando contexto sin interrumpir la fluidez de la trama principal.
La banda sonora de Michael Nyman es una de las más memorables y emotivas de la década de los 90, tanto que merecía más el Oscar que la música de "Titanic". Su composición minimalista y melancólica complementa perfectamente la atmósfera de la película, subrayando las emociones y los momentos clave sin distraer al espectador. La música de Nyman añade una capa adicional de profundidad emocional, realzando el impacto de la narrativa y las actuaciones.
La dirección artística de Jan Roelfs ("Alejandro Magno") y el diseño de vestuario de Colleen Atwood (saga "Animales fantásticos", "Enemigos públicos", "Sweeney Todd", "Memorias de una geisha", "El silencio de los corderos") son elementos cruciales en la creación del mundo atemporal de "Gattaca". Los escenarios están planteados con un estilo retro-futurista que evoca tanto el pasado como un futuro posible. Los interiores de Gattaca, con su arquitectura austera y minimalista, reflejan la obsesión de la sociedad por la perfección y el orden.
El vestuario, por otro lado, es elegante y funcional, con trajes y uniformes que enfatizan la rigidez y la uniformidad de la sociedad. Cada traje está expresamente planteado para extrapolar estéticamente el carácter y la personalidad del personaje que lo lleva, su estatus social, sus ilusiones, sus esperances y sus frustraciones.
"Gattaca" plantea cuestiones esenciales sobre la naturaleza del ser humano, el determinismo y el libre albedrío. Este debate se traza hasta la disputa entre los defensores del determinismo biológico, como Thomas Hobbes, y los del libre albedrío, como Jean-Paul Sartre. En "Gattaca", la sociedad ha abrazado una forma extrema de determinismo genético, donde el destino de una persona está predefinido por su código genético al nacer. Este escenario distópico resuena con la noción sartreana de que "la existencia precede a la esencia", puesto que Vincent Freeman, el protagonista, desafía la esencia predeterminada de su existencia y lucha por definir su propio destino.
La película también plantea el biopoder y la biopolítica de Michel Foucault, quien exploró cómo las sociedades modernas regulan a sus ciudadanos a través de la biología y la medicina, y "Gattaca" muestra una sociedad donde la genética se ha convertido en el medio último de control y categorización social. Aquí, el biopoder se manifiesta en la capacidad de determinar el valor y la utilidad de un individuo basado en su ADN, lo cual es una extensión de los dispositivos disciplinarios que Foucault describió.
Este film explora a la vez las identidades y las luchas internas de los personajes que viven en un mundo donde la genética define el destino. Vincent Freeman, a través de su resistencia y determinación, ejemplifica la teoría de la resiliencia psicológica, desafiando constantemente las limitaciones impuestas sobre él.
Jerome Eugene Morrow, por otro lado, representa un caso de desesperanza aprendida, un término acuñado por Martin Seligman. A pesar de su "perfección" genética, Jerome se siente atrapado y desesperanzado debido a un accidente que le impide cumplir con las expectativas que la sociedad ha puesto sobre él. Su suicidio final es una trágica manifestación de esta desesperanza, destacando la presión y el sufrimiento psicológico inherentes a la sociedad de "Gattaca".
Desde una perspectiva sociológica, "Gattaca" presenta un sistema de castas genéticas, donde la estratificación social se basa en la predisposición genética. Este sistema refleja las teorías de Pierre Bourdieu sobre el capital social y cultural, donde el capital genético se convierte en una nueva forma de capital que determina la posición social de un individuo. La película ilustra cómo las estructuras de poder y la desigualdad se perpetúan y consolidan a través de la biotecnología, creando una élite genética que goza de privilegios y oportunidades inalcanzables para los "in-válidos".
Además, "Gattaca" ejemplifica la teoría del etiquetado de Howard Becker. La sociedad etiqueta a los individuos como "válidos" o "in-válidos", y estas etiquetas influyen en la identidad y las oportunidades de las personas. Vincent, al asumir la identidad de Jerome, desafía y subvierte estas etiquetas, planteando que la identidad es, en última instancia, una construcción social más que una determinación biológica.
La pelícua examina la genética también desde una implicación economía. En la sociedad que plantea, el acceso a recursos y oportunidades está directamente relacionado con la calidad genética de un individuo, lo que refleja las preocupaciones contemporáneas sobre el capitalismo biotecnológico y la mercantilización del cuerpo humano. Esta visión puede ser comparada con las teorías de Karl Marx sobre el fetichismo de la mercancía. En "Gattaca", el valor de un ser humano se ha convertido en una mercancía medida y valorada por su ADN, lo que lleva a una alienación profunda de los individuos de su verdadera humanidad.
El film también anticipa las preocupaciones sobre la creciente desigualdad económica derivada de los avances biotecnológicos. Aquellos que pueden permitirse la manipulación genética para mejorar a sus hijos están en una ventaja inmensa, exacerbando las divisiones de clase y creando una nueva forma de aristocracia biológica. Este escenario es una ilustración perfecta de las advertencias de Yuval Noah Harari en "Homo Deus", donde discute las implicaciones de las biotecnologías en la futura estratificación social.
Cabe destacar la crítica mordaz de esta obra a las políticas eugenésicas y al autoritarismo biomédico. En la película el control estatal se manifiesta en la forma de una vigilancia genética omnipresente y una discriminación institucionalizada que recuerda las políticas totalitarias descritas por Hannah Arendt en "Los orígenes del totalitarismo".
El sistema político en "Gattaca" es una meritocracia genética donde las oportunidades y los derechos están directamente relacionados con el valor genético. Este tipo de estructura política plantea serias preguntas sobre la justicia y la equidad. La película sugiere que una verdadera meritocracia es inalcanzable en una sociedad que discrimina en función de criterios biológicos inmutables, lo que lleva a una discusión más amplia sobre la naturaleza de la justicia y la igualdad en el contexto de la biotecnología.
"Gattaca" es una película que se destaca no solo por su trama intrigante y sus actuaciones destacadas, sino también por su dirección artística, su fotografía (que merecía el Oscar) y su música. Andrew Niccol creó una obra que no solo entretiene, sino que también invita a la reflexión sobre temas profundamente humanos y relevantes, obliga a confrontar las limitaciones y peligros de la obsesión con la perfección y el control, al tiempo que subraya la capacidad inquebrantable del espíritu humano para desafiar y trascender estas limitaciones. Las actuaciones de Ethan Hawke, Uma Thurman, Jude Law y Ernest Borgnine son memorables, y cada aspecto técnico de la película contribuye a crear una experiencia cinematográfica completa y enriquecedora. "Gattaca" es, sin duda, no sólo la mejor película de 1997, sino también una de las películas más importantes y resonantes de la ciencia ficción, y sigue siendo relevante y poderosa 27 años después de su estreno.
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