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lunes, 23 de noviembre de 2015

CRÍTICA LOVE (2015), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: Polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla.

Una singularidad bastante estrafalaria (aunque yo prefiero calificarla de sofisticada) de mi ser es que, algunas veces, cuando orino, mi orina huele a cereales Smacks, aquellos cereales que se venden en una caja roja y que tienen como mascota una rana verde con gorra. Y es curioso, porque hace años que no como cereales Smacks. Y además, en algunas ocasiones, mi pene también emite un olor peculiar, un olor a paella, no sabría definir exactamente a qué tipo de paella, yo siempre como la de marisco y la de pollo, y es a lo que yo asocio el olor que emite mi pene algunas veces ignoro porqué.

Esto muy poca gente, más bien nadie, lo sabe, por un simple motivo, porque no voy enseñando la polla a la gente para que la huela ni orino delante de la gente para que se embriague del olor a cereales Smacks.

Gaspar Noé no tiene esos escrúpulos, él está orgulloso de su polla. Yo también estoy orgulloso, de mi polla, no de la suya. Pero yo no soy tan narcisista como para no poder aguantarme las ganas de enseñársela al mundo entero. Así de desmesurado es el ego de Noé. Para Noé su polla es su ego, su ego es su polla, su ego reside en su polla. Le ha dedicado una película a su polla. Gaspar Noé cuenta una historia de amor que a él se la suda, porque la pone al servicio de su polla. Gaspar Noé ha hecho la película para que los espectadores que lo veamos adoremos su polla, que es una representación de su ego y viceversa.

La historia de amor es interesante por sí sola, pero ese interés se diluye entre un océano de escenas de sexo explícitas, reales y en su mayoría gratuitas, una narrativa confusa, y una estética tan vacía y pretenciosa como la de "Only God Forgives". La historia está al servicio de la estética cuando debería ser al revés, y el esforzado trabajo de los actores se ve afectado por un montaje que desconcierta y marea al espectador. La excesiva duración de 135 minutos, de los que sobran perfectamente 60 o 70, no hace más que cansar al espectador.


De haber quitado las escenas de sexo, y haber montado de un modo más racional, Noé habría ofrecido un mediometraje bastante notable con una historia apasionante. Pero su ego se lo impide. Murphy, el protagonista, es claramente un alter-ego del director. "Mi mayor deseo es hacer una película que describa la sexualidad romántica", dice el protagonista del film (una excusa para rodar sexo real anteponiendo su ego a la historia). "Ésta gente no tiene miedo", dice el protagonista refiriéndose a aquellos directores polémicos y atrevidos, como Gaspar Noé cree que es él. Destacar también que el protagonista es director de cine o estudia cine (aunque en toda la película no se le ve dirigir ni estudiar nada), el hijo del protagonista se llama Gaspar, y el ex-novio de la novia del protagonista se llama Noé. Queda patente que en el cine de Noé la sutileza es inversamente proporcional a la explicitud. 

La historia que cuenta la película está bien, pero no deja de ser una simple excusa de Noé para exponer a todos los espectadores su ego, representado en la película a través de la figura fálica, de su polla, porque en la película hay un plano detalle de su polla erecta (supuéstamente es la del protagonista, pero se nota que la polla que se ve en ese plano detalle es diferente a la polla del protagonista que se ve anteriormente) literalmente corriéndose en la cara del espectador, pero no una, dos veces. Gaspar Noé es el primer director de cine que insulta y ofende al espectador eyaculando en su cara, echando de frente todo el esperma, con descaro, y dos veces, por si al espectador no le basta con una.


El título es engañoso. La película tiene una historia de amores, pero la película no es una historia de amores, la película es el mayor y máximo exponente del ego de Gaspar Noé, y no se le ha ocurrido otra manera de hacer que le adoremos que enseñarnos su polla y correrse en nuestra cara todo lo que le ha permitido el 3D. Seguro que hay maneras más efectivas de hacer que le adoremos, por ejemplo haciendo una buena película, porque lo lleva claro si pretende que los espectadores nos traguemos su "ego".

Lo mejor: Que volver a verla no es obligatorio.

Lo peor: Que una historia de amores tan apasionante quede sepultada bajo tanto "ego".

Mi calificación es: