Sinopsis: El Imperio Galáctico ha terminado de construir el arma más poderosa de todas, la Estrella de la muerte, pero un grupo de rebeldes decide realizar una misión de muy alto riesgo: robar los planos de dicha estación antes de que entre en operaciones, mientras se enfrentan también al poderoso Lord Sith conocido como Darth Vader, discípulo del despiadado Emperador Palpatine.
CON SPOILERS
En lineas generales “Rogue One: A Star Wars story” es una buena película, es una muy buena película del universo Star Wars, muy digna, y sin duda es lo que tendría que haber sido y no fue “Star Wars. Episodio VII: El despertar de la fuerza”. La película no es perfecta, tiene sus defectos, pero junto con “Star Wars. Episodio IV: Una nueva esperanza” y “Star Wars. Episodio V: El imperio contraataca” es lo mejor que se ha hecho de Star Wars, a ese nivel está la película.
La película empieza bien, tiene un buen primer acto, con intriga y misterio. No es un inicio impresionante, no es espectacular, pero está bien, es una buena presentación, es un buen primer plato, es un plato que no es de los mejores que has probado pero que sabe bien. Luego viene el segundo acto, que es aun mejor, el segundo acto es más emocionante y dinámico. El nudo resulta un muy buen segundo plato, es un plato que sigue sin ser la creme de la creme pero que sabe aun mejor que el primer plato. El tercer acto ya es impresionante, es espectacular, el tercer acto termina siendo muy emocionante. El desenlace resulta un postre que es la hostia consagrada, un postre tan delicioso y que te deja con tan buen sabor de boca que mejora la sensación que te da todo el conjunto de la comida. La película se desarrolla in crescendo; empieza bien, sigue muy bien, y termina genial. En éste sentido la película no es como, por ejemplo, “Capitán América: Civil War”, que se mantiene continuamente igual, ni sube ni baja, y tampoco tiene altibajo como le ocurre a “Mi amigo el gigante”. “Rogue One” es una película que a partir del momento en el que empieza sólo va a mejor.
Otro punto destacable son los personajes, que están muy bien construidos, pese a que están moldeados mediante arquetipos muy utilizados en el género de aventuras y de la ciencia-ficción, sobretodo en la space-opera. Los dos protagonistas interpretados por Felicity Jones y Diego Luna, Jyn Erso y Cassian Andor, son dos personajes arquetípicamente ya vistos en otras propuestas como “Guardianes de la Galaxia” o “Titan A. E.”, por poner sólo dos ejemplos de los muchos que hay y no sólo en la ciencia-ficción. Jóvenes de carácter endurecido por haber tenido que criarse solos o por alguien que les hacía sentir solos porque fueron abandonados por sus padres o porque sus padres murieron. Es un arquetipo mil veces utilizado pero que permite construir personajes muy interesantes. “Rogue One” tampoco pasa por ser un biopic de Jyn y Cassian, no lo necesita para hacer entender al espectador la vida que han tenido los dos protagonistas, basta con detalles de diálogo o de construcción de personaje.
Por ejemplo, el personaje de Cassian le dice a Jyn una frase que resume muy bien cual ha sido su vida: Yo llevo en esta lucha desde los seis años. Ya está, no hace falta más, no es necesario que la película sea el biopic de Cassian, ya se nos cuenta su vida en una sola frase. Hay un momento de la película que define muy bien no sólo el personaje de Cassian sino también cómo es la rebelión en la que lucha. Cassian queda con un informante que le revela la construcción de una poderosa arma imperial, un par de stormtroopers les descubren y Cassian se los carga, lo que llama la atención de los demás stormtroopers, y como el informante no puede huir escalando por las paredes porque tiene un brazo roto Cassian lo mata también para asegurarse que no hable. En la película se nos presenta una rebelión cuyos miembros no vacilan en torturar y matar si es necesario, incluso a personas que no sólo no tienen nada que ver con el imperio ni ayudan al imperio sino que incluso ayudan a la propia rebelión. Es cruel, pero es que en una guerra se cometen crueldades, en ambos bandos de una guerra se cometen crueldades, incluso la resistencia que se rebela contra un gobierno cruel, si es necesario, también tiene que ser cruel para derrocar a ese gobierno cruel. Eso es así. Las rebeliones tipo la Orden del Fénix de Harry Potter son muy bonitas, pero no son realistas, a veces lo única manera de combatir el fuego es con fuego. Si uno se rebela contra un gobierno cruel no puede esperar conseguir derrocar dicho gobierno si no es capaz de cometer las crueldades necesarias para conseguirlo.
La rebelión que en “Rogue One” lucha contra el imperio es una rebelión en dónde un rebelde recibe la orden de matar al padre de una compañera, ese es un detalle que está muy bien porque dota de autenticidad a la rebelión, las rebeliones serias y fuertes se hacen así, a base de sacrificios personales muy jodidos de tragar, y los rebeldes lo tragan. Cassian es un personaje que si le ordenan matar a un compañero, o incluso a un hermano si lo tuviera, si fuera en beneficio de la rebelión lo haría, le dolería pero lo haría, y sus compañeros tres cuartos de lo mismo. Es cierto que en el momento de tener que matar al padre de Jyn finalmente no lo hace, pero porque quiere tema con Jyn y si se carga a su padre adiós tema. No hay que olvidar que Jyn y Cassian son personajes que han crecido en soledad, que se sienten solos, y sufren sintiéndose solos. Si tú te has sentido sólo desde dónde te alcanza la memoria, y de repente tienes que trabajar codo con codo con Felicity Jones, mmm... a falta de pan buenas son tortas.
A pesar de que en la película muestran éste aspecto de la rebelión, y eso está bien, parece como si hubiesen tenido reparos en mostrar dicho aspecto, que lo muestran pero sólo un poco, sólo con un par de detalles, no se terminan de mojar, no lo muestran como podrían y deberían haberlo mostrado. Hay otras propuestas en las que muestran con más hincapié que los malos a veces no son tan malos ni los buenos a veces son tan buenos, que muchas veces los teóricamente buenos hacen cosas malas para conseguir su objetivo, se mueven en un espacio muy gris de ética y moral y, si no vigilan, terminan por convertirse en aquello que se proponían destruir, que es lo que ha terminado ocurriendo en muchas rebeliones como la revolución rusa. En “Death Note”, por ejemplo, los rebeldes, que son el grupo de investigadores capitaneados por L, hay veces en que llegan a hacer cosas que haría el propio Kira. Hay un momento en que L tortura a una joven durante dos meses, y el jefe de policía Yagami apunta a su propio hijo con una pistola haciéndole creer a éste que lo ejecutará de un tiro en la cabeza. En “Code Geass” el personaje de Zero juega con las vidas de los demás, las sacrifica a su antojo, y ni pestañea (nunca mejor dicho) en cargarse a quien haga falta. Incluso en “Los juego del hambre: Sinsajo, parte 2” la actuación de los rebeldes en “la zona gris”, por llamarlo de algún modo, está tratado y mostrado con muchísima mala leche. Decepciona un poco que en “Rogue One” no hayan tenido la valentía de mostrar la actuación de los rebeldes en “la zona gris” con tanta mala leche como se muestra en “Code Geass” o “Los juego del hambre: Sinsajo, parte 2”.
Los personajes interpretados por Donnie Yen y Wen Jiang complementan muy bien el equipo rebelde en el que se integran, representan en la película lo que es la camaradería entre los rebeldes, la lealtad entre compañeros, en luchar junto con tu compañero y al mismo tiempo luchar por él. En “El señor de los anillos”, por ejemplo, esta lealtad de camaradería está representada por Legolas y Gimli, que en el último tercio de “El retorno del rey”, cuando los diezmados ejércitos de Rohan y de Gondor aguardan frente a las puertas de Mordor, Gimli dice que nunca imaginó que moriría junto a un elfo, y cuando Legolas le pregunta si soportaría morir junto a un amigo Gimli le responde que eso sí. En “Rogue One” los personajes de Yen y Jian son así, son compañeros de lucha, son leales el uno con el otro. Así, cuando el personaje de Yen muere abatido, el personaje de Jiang hace suya su muletilla “Soy uno con la fuerza, la fuerza está conmigo”, pero no lo hace porque se haya vuelto creyente sino como signo de lealtad a su compañero recién caído.
El personaje del robot K-2SO es muy grande, es el típico personaje que sirve como relajante humorístico entre tanta seriedad. Pero a diferencia de C-3PO, que ofrecía un humor simplón, tontico, K-2SO resulta sarcástico, un poco cínico, es un respondón. Pese a ser un robot K-2SO es fácilmente empatizable para el espectador, porque arriesga su “vida” tanto como sus compañeros rebeldes y la arriesga por ellos, por sus compañeros. Es cierto que es un robot reconfigurado para obedecer a los rebeldes, pero también es cierto que se sacrifica por lealtad a sus compañeros y no sólo porque le hayan reprogramado para ayudar en las misiones rebeldes. K-2SO termina por ser un personaje carismático, querido, y cuya “muerte” resulta tan triste y trágica para el espectador como la de sus compañeros de vida orgánica.
El personaje de Saw Guerrera, interpretado por Forest Whitaker, es interesante porque no es tanto un rebelde como un terrorista, es un extremista, su lucha contra el imperio es más bien una lucha de guerrilla, es el jefe de un grupo de insurgentes más que de rebeldes. Del modo en que está dibujado y construido se ve que el personaje tiene mucha historia, pero a diferencia del personaje de Cassian en la película no se revela mucho del personaje de Saw más allá de su soporte vital. Saw es un personaje que es interesante pero que no sale mucho, no está aprovechado como podría y debería estarlo.
El personaje de Orson Krennic, interpretado por Ben Mendelsohn, tiene su interés. Krennic es un trepa, es un Albert Rivera, es alguien a quien sólo le interesa escalar posiciones y lo hace más por mérito ajenos que por méritos propios. Está bien construido el personaje, pero no es un antagonista que dé miedo o cierto respeto, no es un Lord Voldemort ni un Saruman, ni siquiera es un Frank Underwood, no es más que alguien que ocupa un rango de poder dentro de un aparato burocrático, es pesado y perseverante, pero no deja de ser eso, alguien a quien respetan más por su posición que por su hacer. Krennic es un personaje que podría haber llegado a ser un buen antagonista pero, del mismo modo que le ocurre a Kylo Ren en “Star Wars. Episodio VII: El despertar de la fuerza”, le falta un minuto de microondas.
El que sí da miedo en la película es Darth Vader. En “Rogue One” Darth Vader da puto miedo, acojona lo que no está escrito. Esa escena del pasillo a oscuras, que Darth Vader enciende su sable láser y entonces se le ve iluminado de rojo y empieza a masacrar a todos los que están en el pasillo, eso es el lado oscuro de la fuerza. Tampoco sale mucho Darth Vader, sólo se le ve en un par de escenas, pero en el poco tiempo que tiene en la película Darth Vader muestra una gran presencia. Por ejemplo, cuando Krennic espera a Vader en su guarida, se abre una compuerta y aparece Vader a contraluz proyectando un gran sombra detrás de Krennic. Ese plano con la figura de Krennic empequeñecido dentro de la sombra de Vader que es tres veces más grande que él, queda mostrado visualmente de forma muy acertada lo temible que es la figura de Vader y cómo se siente Krennic cerca de él.
El último personaje que hay que destacar es Galen Erso, el padre de Jyn, interpretado por Mads Mikkelsen, y que es mi personaje preferido de la película. No sólo es el primer héroe de la resistencia, sino también el mayor héroe de la resistencia. No sólo lo sacrifica todo, que eso también lo hacen otros personajes, además sacrifica algo que ningún otro personaje de Star Wars ha llegado a sacrificar, un sacrificio que seguramente muchos personajes de Star Wars no estarían dispuestos a hacer. Galen introduce discretamente un defecto en la Estrella de la muerte y va organizando un plan para que la rebelión pueda llegar a conseguir los planos de la Estrella de la muerte, planos en dónde se verá un defecto que posibilita la destrucción de la Estrella de la muerte, defecto que está ahí porque lo puso Galen, y para asegurarse de que hubiera dicho defecto tuvo que dirigir él la construcción de la Estrella de la muerte. Si de todas formas iban a acabar la Estrella de la muerte con o sin él, al dirigir él la construcción podría introducir ese defecto que posibilitaba su destrucción, pero para eso tenía que pasar por un colaborasionista del imperio, por el jefe de construcción de la Estrella de la muerte, por un miembro importante del aparato militar del imperio. Es decir, para que la rebelión pudiera destruir la Estrella de la muerte y golpear profundamente al imperio, Galen tendría que quedar en la memoria de todos como alguien tan malvado como Darth Vader o el Emperador. Eso es un sacrificio mucho mayor de lo que parece. Sacrificas tú vida y también la de tu mujer, alejas de ti a tu hija, y cuando consigues ejecutar un plan para que la rebelión pueda destruir la Estrella de la muerte, para que eso sea posible, tú tienes que quedar como uno de los más malos.
Un sacrificio tan grande como éste es una buena manera de redimir y engrandecer a un personaje, y puede lucir bien en pantalla, puede quedar grandioso y épico. Por ejemplo el personaje de Severus Snape en “Harry Potter y las reliquias de la muerte, parte 2”. Todo parecía indicar que Snape era un traidor y un profundo devoto de Voldemort, su mano derecha, que había tenido engañados a todos durante dieciséis años, y es así, estuvo engañando a todos durante dieciséis, pero no como todos creen. Cuando Harry ve los recuerdos de Snape, vemos y comprendemos que Snape sacrificó más que cualquier otro, que para ser el mayor héroe de la Orden del Fénix, posibilitando la muerte de Voldemort, Sanpe tuvo que pasar por ser el segundo mayor enemigo de la Orden del Fénix. Y el momento en el que vemos eso, en el que descubrimos la verdad, es un momento impresionante, desgarrador, grandioso, porque es un descubrimiento que cambia radical y súbitamente la percepción que el espectador tenía del personaje. Lo mismo ocurre con el personaje de Lelouch en “Code Geass”, cuyo sacrifico es aun mayor porque él mismo planifica su propia muerte, que no pasa por ser indolora precisamente. El final de “Code Geass”, cuando se descubre cual era el verdadero plan de Lelouch, ese momento es memorable, y lo es porque tiene que serlo, porque para acabar con una dictadura mundial Lelocuh ha tenido que sacrificarlo todo y más que nadie. Sin embargo en “Rogue One” no hay un momento grandioso que haga memorable el sacrifico de Galen Erso, no se muestra épica ni grandiosidad en el épico y grandioso sacrificio de Galen, y es una lástima porque es algo que le falta a la película y podría haber hecho que esta fuera todavía mucho más mejor.
Las actuaciones en general están muy bien. Del reparto sobretodo destacan Felicity Jones, Diego Luna, Donnie Yen, Forest Whitaker y Mads Mikkelsen. La película tiene un reparto que es un poco como la ONU, es muy interracial e internacional. Eso no molesta porque no está forzado, pero en el grupo de rebeldes se hecha en falta algún alienígena. Los miembros del grupo rebelde formado por Jyn, Cassian y compañía es interracial, pero son humanos, salvo el robot, pero los demás son humanos. Hubiera estado bien que en el grupo hubiera algún alienígena, del mismo modo en que por ejemplo en “Star Wars. Episodio IV: Una nueva esperanza” en el grupo formado por Luke, Obi-Wan y compañía estaba Chewbacca. Y hombre, ya que meten en el reparto a actores asiáticos, que hubiesen metido a Takeshi Kaneshiro, hubiese sido un plus. Cualquier película que tenga a Kaneshiro en el reparto mejora mucho. Personalmente me hubiera gustado que el personaje del piloto desertor lo interpretara Kaneshiro, que no es que Riz Ahmed lo interprete mal, pero Kaneshiro es mucho Kaneshiro.
El guión de “Rogue One” está bastante bien. Hay buena construcción y definición de personajes, la historia es sencilla y autoconclusiva (un spin-off sobre cómo roban los planos de la Estrella de la muerte tampoco necesita más), conecta muy bien cronológicamente con “Star Wars. Episodio IV: Una nueva esperanza”, tiene un buen desarrollo de las diversas tramas, y sobretodo tiene un muy buen final, un final maravilloso. Al final mueren todos, ole tú. Es un final agridulce, porque los protagonistas buenos consiguen completar su misión, pero a costa de sus vidas. Hay que agradecer que hayan mostrado éste final y no el típico de que todos los buenos viven y todos los malos mueren y el bien triunfa sobre el mal. “Rogue One” tiene éste final porque tenía que tener éste final, porque los protagonistas están en una guerra, y en las guerras muere muchísima gente. “Rogue One” es como “Salvar al soldado Ryan” en el espacio (salvando las distancias), es una película bélica, y como en toda buena película bélica no hubiese sido admisible que todos los buenos (dentro de lo que alguien pudiera ser bueno en una guerra) sobrevivieran y todos los malos murieran. La guerra es la guerra, y “Rogue One” es coherente en su final con el planteamiento de género de la película.
La batalla final de la película es impresionante, espectacular. Son 38 emocionantes minutos, con buena edición, bien rodadas escenas de lucha y combate, y sobretodo momentos grandiosos y épicos, como la muerte de Jyn y Cassian o el momento corbeta cabeza de martillo. Sin embargo en la batalla final falta algo que no debería faltar. Vemos mucho el exterior de las naves espaciales, tanto las de la flota rebelde como las de la flota imperial, pero raramente vemos el interior, y del interior no vemos mucho. Eso hace que cuando se destruyen las naves no sea tan emocionante como podría serlo, y estaría bien que lo fuera. Por ejemplo en las últimas película de Star Trek, sobretodo la última, el espectador siente mucho la destrucción de la Enterprise, porque la conoce, sabe cómo es por dentro, ha caminado y corrido por el interior de la nave, y cuando destruyen la nave la sensación es de devastación porque la destrucción de una nave es algo devastador, es una devastación. En “Rogue One” no se siente así, y hubiera estado bien que se sintiera así.
La música compuesta por Michael Giacchino no está mal, está bien. Giacchino es un buen compositor y en “Rogue One” hace un buen trabajo. Muchos temas, la mayoría, son heredados del trabajo previo de John Williams en Star Wars, y eso hace que “Rogue One” no llegue a ser tan buena como podría haberlo sido con una composición musical que conservara unos pocos temas del trabajo previo de Williams pero que la mayoría de temas fueran originales. Seguramente debió ser el poco tiempo que dispuso el motivo por el que Giacchino tiró más de versionar los temas que ya compuso Williams que no crear una composición original, como hizo Hans Zimmer para “Man of steel”. “Rogue One” necesitaba más temas originales que no revisiones de los temas ya compuestos por Williams, y personalmente creo que Steve Jablonsky hubiese podido crear un estupenda además de original composición para esta película.
Todo el diseño de producción en general está muy bien trabajado, han respetado el diseño de producción de la trilogía original en cuanto a estética de vestuario y maquillaje, escenarios, etc. Pero han introducido algunos nuevos diseños que no desentonan con los diseños ya establecidos, al contrario, estos nuevos diseños son más bien una extensión conceptual de los diseños ya establecidos. En “Roque One” se respeta el diseño que tenía el universo de Star Wars en la trilogía original, pero no ofrece sólo lo mismo de siempre, no ofrece sólo lo ya visto anteriormente, en “Roque One” hay nuevos diseños en todos los ámbitos artísticos de producción que están muy bien, son muy creativos, y complementan perfectamente los diseños preestablecidos.
Los efectos especiales en “Rogue One” es algo impresionante, personalmente me dejó con la boca abierta. Todos los efectos especiales son impecables, excelentemente bien hechos y con un buen acabado. Pero lo que más destaca es la recreación digital de Peter Cushing caracterizado como Moff Tarkin y la recreación digital de una joven Carrie Fischer como Leia. Las recreaciones digitales de Cushing y Fischer son alucinantes de lo bien conseguidas que están, no se nota que son recreaciones digitales. Se sabe que son recreaciones digitales, porque Cushing lleva 22 años muerto y Fischer con 60 años ya no tiene el aspecto que tenía con 20 años, pero no se notan nada. Sobretodo tiene mucho mérito en el caso de Cushing, porque en “Rogue One” sale bastante rato, interactuando además con otros personajes reales, y aun así no se percibe que es digital. Es acojonante.
En general “Rogue One” es una película no perfecta ni magistral pero sí muy satisfactoria, y que deja con ganas de más propuestas contextualizadas en el universo de Star Wars, que es un universo muy expansible y no sólo en películas sino también series de televisión, animadas o de acción real (“Farscape” demostró que una propuesta de space-opera de acción real puede funcionar muy bien como serie de televisión). Hay muchas historias sobre el universo de Star Wars que no se han contado y que podrían dar para notables propuestas, como ha sido el caso de “Rogue One”. Se podría hacer, por ejemplo, una serie de televisión sobre los inicios de la primera república y el ascenso y caída de Darth Plagueis, o una película sobre un grupo de miembros importante del aparato político y militar del imperio cuyo objetivo es asesinar al Emperador Palpatine, así en plan Valkiria. Podrían hacer incluso una precuela de “Roge One” y que explicasen más de la vida de Jyn Erso, cómo acaba en una prisión del imperio, porqué se distanció de Saw Guerrera, etc.
Mi calificación es: