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sábado, 21 de septiembre de 2019

CRÍTICA FREE SOLO (2018), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: El escalador Alex Honnold busca realizar la increíble hazaña de escalar en solo integral (o solitario libre) El Capitán, una vertical formación rocosa de 914 metros de altura en el Parque Nacional de Yosemite en California. Nadie antes lo ha conseguido. 

Merecida ganadora del Oscar al mejor documental, “Free Solo” es una propuesta fílmica que hace el seguimiento de una ambición, el sueño del protagonista de conseguir algo aparentemente imposible y que nunca antes nadie ha conseguido, escalar El Capitán sin ayuda, sin cuerdas, sin arneses, sin protección. La película presenta el protagonista, nos dice quien es y lo que hace, y nos muestra cual es su objetivo. El tío no es modesto, es una persona perseverante y de grandes motivaciones. Vemos cómo es Alex Honnold, y después de la presentación de su mundo conocemos la meta a la que quiere llegar, pero no tardan en aparecer problemas que dificultan el camino a recorrer para llegar a esa finalidad que tanto anhela. Pero no sólo la interesante historia hace del visionado de “Free Solo” una experiencia emocionante, también la fotografía y su narrativa visual. 

Las escenas de escalada son tan vertiginosas que el espectador casi siente la adrenalina de los propios escaladores, y eso es debido a unas acertadas composiciones de plano, una gran distancia focal, y unos movimientos de cámara de conflictiva elaboración teniendo en cuenta el entorno escénico del rodaje. No es de extrañar la asombrosa vistosidad con que lucen las arriesgadas escaladas, pues el propio codirector del documental, Jimmy Chin, es fotógrafo además de escalador. 


La historia y la narrativa visual son dos de los principales pilares que hacen de “Free Solo” el gran documental que es. El tercer pilar es el protagonista. Decía mi profesor de documental que el 50% de un documental es el protagonista, no cabe mayor verdad en éste caso. 

“Free Solo” no es un documental sobre la escalada en general, no es un documental sobre una escalada en concreto, es un documental sobre una persona en concreto, sobre un escalador, Alex Honnold. La cámara le sigue todo el rato, sale como poco en el 95% de los planos del film. Conocemos a Honnold a través de él mismo y a través de su madre, novia, amigos... incluso médicos. Durante más de una hora y media de metraje vamos conociendo un personaje intrigante e interesándonos por él. Se percibe en su persona una inteligencia más física que emocional. Lo vemos como un hombre tan obsesionado por su pasión que le dificulta relacionarse socialmente. El protagonista queda autoreprimido y afligido por sus propias dudas, un proceso emocionalmente conflictivo que lucha por superar. 

Para Alex Honnold la escalada no es un trabajo ni un hobby, es su vida. Por eso “Free Solo”, por mucha escalada que muestre, en realidad lo que enseña es la vida de Alex Honnold. Como sucede, por ejemplo, en “El complejo de Stradivarius” (Josep Padró, 2013), éste documental llega a convertirse incluso en una biografía del protagonista, de ahí que el personaje principal sea básicamente la mitad de la película. Si “Free Solo” no hubiese tenido un protagonista tan curioso y “carismático”, la película no hubiese sido ni la mitad de buena, por muy trabajada que estuviera la historia, la fotografía, la narrativa visual o el sonido. 


Con muchas reminiscencias a “Man on wire” (James Marsh, 2008), éste documental consigue aprovechar la peculiar persona que es su protagonista para construir una tensión que va en aumento desde la segunda mitad del segundo acto, cuando Honnold empieza a escalar El Capitán en solo integral. Como sucedía en el documental del funambulista francés, que desde que Philippe Petit y sus cómplices se esconden de noche en las Torres Gemelas ya no hay vuelta atrás, lo mismo ocurre en “Free Solo”, pues escalando sin cuerdas ni arneses ni ninguna ayuda sólo se puede avanzar, no se puede volver atrás. Pero mientras que en “Man on wire” las peores consecuencias para el protagonista si fracasa en su objetivo es que le detengan, en “Free Solo” fallar no es una opción, pues fallar significa la muerte, el peligro es real, el riesgo es el máximo posible. El protagonista ha de conseguir su objetivo no sólo porque es lo que quiere sino porque si no lo hace muere. 

Dicha situación provoca una gran tensión no sólo en el protagonista y sus familiares y amigos sino también en el propio espectador. Los últimos veinte minutos, el tramo en el que se muestra la subida de Honnold por El Capitán en solo integral, son de tal suspense que apenas deja respirar por temor a que una mera inspiración pueda distraer al protagonista y causar un accidente en los sucesos de la película, tal es la sensación inmersiva del documental en su último tercio, una percepción en gran parte también conseguida por la planificación y ejecución visual de los directores y los cámaras. 

No cabe finalizar esta critica sin antes mencionar el notable por no decir extraordinario trabajo de sonido, tanto en la captación como en la edición, y la estupenda música compuesta por Marco Beltrami. “Free Solo” no llega a transmitir una contagiosa pasión por la escalada, ni parece ser esa su intención, pero sí consigue que el espectador sienta cierta admiración por la práctica pasional del protagonista a pesar de los defectos personales de éste.

Mi calificación es: