Para hablar de esta película, “Troya” (más concretamente de la versión extendida, que es la versión de la que hago esta crítica), hay que ponerse en antecedentes, y hablar de la obra que adapta principalmente, la “Ilíada”. La “Ilíada” es una poema cuya autoría se atribuye a Homero, y que lo compuso en la segunda mitad del siglo VIII antes de Cristo, es decir, es un poema que tiene 2800 años de antigüedad, aproximadamente. Es un poema largo, tiene veinticuatro cantos con un total de dieciséis mil versos, y explica varios sucesos de la guerra de Troya, sucedida en el siglo XII o XIII antes de Cristo en la fortificación de Ilión, que es el nombre de Troya en griego antiguo y de ahí el título del poema, “Ilíada”. Al contrario de lo que se suele pensar la “Ilíada” no narra toda la historia de la guerra de Troya, desde que Paris se lleva a Helena a Troya hasta que la ciudad cae y es tomada por los griegos. En realidad el poema sólo narra los sucesos que ocurren en 51 días en el último año del conflicto. Por lo tanto “Troya” no sólo adapta la “Ilíada”, sino las demás epopeyas griegas que complementan la historia.
Entonces ¿Cómo adapta “Troya” toda la historia de la susodicha guerra, pero concretamente la “Ilíada”? El guión adaptado de la película tiene muchos puntos de interés. El guión lo escribió David Benioff, que es guionista de la serie “Juego de tronos”, y que escribió los guiones de “Cometas en el cielo” y “X-Men orígenes: Lobezno”. Pero antes de escribir el guión de “Troya” la única experiencia de Benioff fue adaptar una novela que él mismo escribió en el guión de una película que dirigió Spike Lee, “La última noche” (“25th hour” en su título original).
La adaptación que Benioff hizo concretamente de la “Ilíada” es destacable en varios aspectos. Hay diferencias, como en toda adaptación, que no molestan. Por ejemplo en la película hay momentos que en la “Ilíada” suceden más adelante o que sucedieron antes, o en la película mueren personajes mientras que en la “Ilíada” esos mismos personajes no mueren, etc. Hay un punto de controversia en cuanto a la adaptación, y es que mientras en la “Ilíada” hay dos planos paralelos, el de los humanos y el de los dioses, que se van relacionando e interactuando puntualmente, no es así en la película, dónde los dioses únicamente son mencionados y mostrados en estatuas. En la película la trama de los dioses desaparece. Hay quien pueda indignarse con eso y considerar la película una mala adaptación, pero en los títulos de crédito la película advierte que se inspira, y no se basa, en la “Ilíada”. Inspirarte en una obra te da más libertad para adaptarla de forma más distinta que no si te basas en dicha obra, así que a ese respecto la película no engaña a nadie, adapta la “Ilíada” inspirándose en ella y no basándose en ella.
En el guión Benioff recoge un elemento muy importante de la “Ilíada”, que es el honor, la importancia del honor en la sociedad griega, y el código de honor del guerrero. Pero lo recoge de una manera ambigua, porque hay momentos en que Benioff muestra bien el elemento del honor, y hay otros momentos en que no los muestra y debería mostrarlo o lo muestra mal.
El comienzo de la película es genial, es brillante, es muy bueno, porque es uno de los momentos en que Benioff, en su guión, muestra, y lo muestra bien, el aspecto del honor que es tan importante en la “Ilíada”. La película empieza con un perro caminando y olisqueando en una zona desértica, el perro va caminando y olisqueando mientras la cámara le sigue, y vemos que el perro se encuentra con un yelmo ensangrentado. El perro sigue caminando y se va encontrando con un escudo ensangrentado, con el cuerpo de un caballo herido de muerte por flechas, y al final encuentra el cadáver de su amo, un soldado muerto que tiene el pecho abierto con la herida abierta hacia afuera, de manera que se da a entender que murió porque le atravesaron con una espada por detrás, por la espalda.
¿Porqué es tan bueno éste principio? Porque muestra el elemento más importante de la “Ilíada”, el honor. Hay que fijarse bien lo que se ve en esta primera escena. Primero un yelmo, luego un escudo, luego un caballo, y por último el cadáver de un soldado sin yelmo, escudo ni caballo. Es decir, que el yelmo, el escudo y el caballo son (eran, más bien) del soldado muerto. Mediante lo que vemos podemos reconstruir lo que pasó. El día antes hubo una batalla (eso lo dice un personaje en la escena siguiente), y ese soldado huyó montado en su caballo, se quitó el yelmo y tiró el escudo para que el caballo fuera más deprisa, pero esté fue abatido por unos arqueros que le lanzaron flechas, el soldado cayó al suelo, se levantó, corrió mientras le perseguían los soldados enemigos, y por lo menos uno de ellos le alcanzó y lo mató clavándole la espada por la espalda. Es decir, ese soldado murió mientras huía de la batalla, y eso, en la sociedad griega, era una gran vergüenza, era incumplir el código de honor del guerrero. El soldado que moría de ese modo, mientras huía, moría con deshonor, y su cadáver no se recogía ni se le proporcionaba los ritos funerarios, se dejaba dónde estaba para que sirviera de comida a los carroñeros. Por eso en esta primera escena no se ve ningún otro cadáver, porque los demás cadáveres fueron recogidos, sólo dejaron el cadáver del soldado que murió sin honor.
Otro detalle que tiene el inicio de la película, y que es muy ingenioso, es el perro que reconoce a su amo, que es el soldado muerto. Esto es un guiño a la “Odisea”, pues en ese poema hay una parte en que Ulises, después de la guerra de Troya, vuelve a casa haciéndose pasar por un vagabundo, y nadie le reconoce, salvo su perro, que en el momento de reconocerle se muere de viejo. Es un easter-egg muy bien pensado.
Sin embargo luego hay un momento de la película en que la cuestión del honor no se menciona, cuando debería. Es cuando los príncipes Hector y Paris de Troya van a Esparta a pactar con Menelao, rey de Esparta, la paz de Troya con Esparta. Después de pactar esa paz, Paris se folla a la mujer de Menelao, Helena, y se la lleva con él a Troya. Entonces Menelao entra en cólera y le declara la guerra a Troya y tal y cual. Todo eso esta muy bien, que Esparta entrara en guerra con Troya porque Paris se llevara a la mujer de Menelao, fue un buen motivo para la guerra, pero no fue el principal motivo, o al menos el motivo no fue exclusivamente por eso. El motivo no fue tanto por el amor de Helena sino por el honor.
En la sociedad griega el honor era muy importante, sobretodo con lo que respectaba a la hospitalidad. Cuando un griego ofrecía su hospitalidad a una persona, para ese griego esa persona a la que ofrecía su hospitalidad, ese huésped, era sagrado. Para un griego su huésped era Dios en la Tierra y le trataba como tal. Si alguien perseguía a su huésped hasta su casa, ese griego defendía a su huésped a muerte, daba igual que le ofrecieran todo el oro del mundo a cambio de entregar a su huésped, ese griego anteponía su huésped a todo lo demás, daba su vida por él si era necesario, era una cuestión de honor. Por eso, cuando un huésped rompía esa confianza, ese huésped le echaba a su anfitrión la mayor de las ofensas, no había ofensa mayor en la sociedad de la antigua Grecia, para ese anfitrión era un gran insulto. Por eso, en la “Ilíada”, la ofensa a Menelao no es tanto por el hecho en sí de que Paris se llevara a Helena a Troya, sino porque rompió la confianza entre anfitrión y huésped, con el agravante de que Hector y Paris habían venido a Esparta a pactar la paz.
Sin embargo Benioff no adapta en el guión éste aspecto sobre el honor que estaba tan arraigado en la sociedad de la antigua Grecia, a pesar de la importancia que ese mismo aspecto tiene en la “Ilíada”. A diferencia del poema de Homero, dónde es más importante el honor que el amor, en la adaptación que hace Benioff en su conjunto el honor es sobrevalorado, mientras que el amor resulta más importante. Hay una conversación que Hector tiene con su hermano, que le dice que no hay honor en matar por tu país ni gloria en morir por él, algo que contradice mucho la tesis de la “Ilíada”.
Hay otro momento de la película, que es cuando los mirmidones llegan a la playa de Troya, toman la playa y saquean el templo de Apolo, y Aquiles se queda con la sacerdotisa Criseida como parte del botín, pero Agamenón se la quita y se la queda para él. En la “Ilíada” Aquiles se niega a luchar y ordena a los mirmidones que tampoco luchen porque el hecho de que a un guerrero le quiten la parte del botín que le corresponde por derecho de conquista es una gran ofensa, es una gran falta de respeto. En la “Ilíada” Aquiles se niega a luchar por eso, sin embargo en la adaptación de Benioff eso no es así, en la película Aquiles no se pelea con Agamenón por haber faltado al honor sino por quitarle una chica que le gusta, y eso es algo que no se ajusta a la sociedad de la antigua Grecia. En la sociedad de la antigua Grecia la mujer no era considerada igual a los hombres, y de hecho en una guerra, a diferencia de los hombre, las mujeres podían ser tomadas como botín de guerra, como meros objetos, como pago de honor. Como ejemplo, en la antigua Grecia el término multitud en griego clásico (que ahora no sé como se traduce al alfabeto románico) hacía referencia sólo a una multitud sólo de hombre, no de hombres y de mujeres, personas en general. Para referirse a una multitud de hombres y mujeres, de personas en general, en la antigua Grecia se debía usar el término multitud y el término mujeres, que traducido al alfabeto románico en griego clásico sería yuvalcós.
Más adelante Hector mata a Patroclo al confundirlo con Aquiles, puesto que Patroclo se había ataviado con la armadura de Aquiles, su yelmo, su escudo, etc. Patroclo se hace pasar por Aquiles porque éste se negaba a luchar y no permitía a los mirmidones luchas, y eso incluía a Patroclo, que quería luchar. Entonces Aquiles mata a Hector por venganza, eso es igual tanto en la “Ilíada” como en la película, pero hay una diferencia, que es el motivo de la venganza. Mientras que en la adaptación de Benioff Aquiles mata a Hector como venganza por haber matado a un ser querido (en la película Patroclo es el primo de Aquiles), en la “Ilíada” Aquiles no se venga de la muerte de Patroclo, no se venga de la muerte de un ser querido, se venga de una ofensa a su honor por algo que sucede en la “Ilíada” y que Benioff no recoge en su adaptación, y es que, después de descubrir que no ha matado a Aquiles sino a Patroclo, Hector le quita a Patroclo la armadura de Aquiles, el yelmo y el escudo y todo, y se lo lleva como trofeo a Troya. Esa es la diferencia de esta venganza, que en la película es por amor mientras que en la “Ilíada” es por honor.
Porque además en la “Ilíada”, cuando Aquiles va a luchar contra Hector, ve que Hector se presenta ataviado con su armadura, la de Aquiles, su yelmo y su escudo. Entonces Aquiles se ve luchando contra sí mismo, una extrapolación de los sentimientos de Aquiles, pues se siente culpable de la muerte de Patroclo, cree y siente que la muerte de Patroclo en realidad ha sido culpa suya, por su negativa a luchar, por anteponer su orgullo, su honor. Así que en realidad no quiere matar a Hector sino que quiere matarse a sí mismo por lo que él mismo ha hecho, por su culpa. Y eso que resulta tan épico Benioff no lo aprovecha para su adaptación, pero lo menciona. Los primeros siete versos de la “Ilíada” dicen así: Canta el rencor, diosa, de Aquiles, el hijo de Peleo, rencor funesto, que a los griegos provocó dolores sin fin, y a Hadés envió el aliento vigoroso de numerosos héroes, y a ellos mismos los hizo presa de los perros y todos los pájaros -¡y de Zeus se cumplió el designio!-, desde el momento que se enemistaron el Atrida (Atrida es el término con el que se refiere a un hijo del rey Atreo de Micenas, en éste caso Agamenón), señor de guerreros, y el portentoso Aquiles. Eso viene a decir que el orgullo de Aquiles, en defensa de su honor, ocasiones muertes que podría evitar. Eso se menciona varias veces en la película, pero hubiese tenido más sentido si Benioff hubiese adaptado el que Hector le quitara la armedura a Patroclo y luego luchara con ella contra Aquiles.
Resulta de agradecer que Benioff adapte la importancia del honor en la sociedad Griega que queda patente en la “Ilíada”, pero se queda a medio camino. Hay momentos que tienen que ver con el honor que están muy bien, como el principio, o cuando Príamo, rey de Troya, ve que los soldados griegas queman y destrozan las estatuas de los dioses y les dice que no tienen honor y precisamente en ese momento Agamenón le atraviesa con una lanza por la espalda. Momentos como éste están muy bien, recogen muy bien la cuestión del honor, pero hay otros momentos en que Benioff hace prevalecer el amor sobre el honor, y es una lástima, porque no aprovecha lo que debería el aspecto más importante de la obra de Homero.
El tema de la épica está mejor conseguido. Resulta muy acertado cómo Benioff consiguió resumir en un guión de 200 páginas un poema tan largo y que explica una historia tan grandiosa. Y Benioff consigue transmitir eso en el guión, la grandiosidad de la historia de la “Ilíada”. En la película la historia está muy bien narrada y estructurada, y llega a resultar muy épica.
En cuanto a los personajes resulta muy interesante como los dibuja Benioff, y como los va desarrollando a los largo del relato. Aquiles dice una frase en la película que le define muy: “¿Qué es lo que desean los hombres? Yo lo deseo más”. Aquiles busca la inmortalidad haciendo que su nombre sea recordado, y actúa en base a eso. Parece que deja de importarle cuando se enamora de Criseida, pero no tarda en volver a hacer aquello para lo que vive, la guerra.
Criseida es una sacerdotisa que sirve a los dioses y que sólo quiere paz, vivir ella en paz y que los demás vivan en paz, y si para conseguirlo tiene que sacrificarse no duda en hacerlo, pero cuando Aquiles mata a su primo se da cuenta de que sus esfuerzos son en vano y termina por matar a Agamenón.
Agamenón es uno de los pocos personajes de la película que no termina de estar bien desarrollado. En la película su objetivo es quedarse con Troya para controlar el Egeo, pero no se explica porqué, qué le motivo a querer eso. Históricamente la guerra se debió a que, por su posición geoestratégica, Troya monopolizaba el comercio naval en el Egeo. Hubiera estado bien que Benioff mencionara eso en el guión, no le costaba nada y enriquecía el personaje de Agamenón.
Hector es un comandante que no lucha por honor ni por gloria, sino para defender a Troya y a los troyanos. En cierto modo también lucha por amor, por amor a su hogar, a su gente, y a su mujer y a su hijo. Hubiera estado mejor que el Hector de la película fuera más como el Hector de la “Ilíada”, pero aún así el personaje está bien construído.
Helena es una mujer que ha vivido toda su vida sin libertad verdadera y sin amor verdadero, y que por fortuna del destino encuentra a su amor verdadero, correspondido encima, y que le ofrece la oportunidad de ser libre de verdad. A la chica le falta también para lanzarse a sus brazos e irse con él.
Paris es un viva la virgen irresponsable y egoísta que, después de descubrir el amor verdadero, poco a poco aprende a ser valiente, solidario y responsable.
Príamo es un devoto de los dioses, cree en ellos fervientemente y no cuestiona su voluntad. Es una buena manera de compensar el que la adaptación se abstenga de narrar la trama de los dioses.
El reparto de la película es espectacular: Brad Pitt, Eric Bana, Diane Kruger, Orlando Bloom, Rose Byrne, Sean Bean, Peter O'Toole, Brian Cox, Brendan Gleeson, Garrett Hedlund, Julian Glover, Julie Christie, James Cosmo... la hostia, cualquiera encuentra una película con siquiera la mitad de un reparto como éste. Todos, en mayor o menor medida lo hacen bien, aunque los mejores, los que hacen una interpretación magnífica, son los más veteranos: O'Toole, Cox, Gleeson, Glover, Christie y Cosmo.
Brad Pitt está genial como Aquiles, fue una elección de casting acertadísima. No sólo que el actor interpreta muy bien con el rostro, también corporalmente, clava al personaje. En esta película Aquiles es poco menos que Levi Ackerman. Lanza una lanza para clavársela a un tío a decenas de metros, es muy rápido, y cómo maneja la espada. Uno ve a Pitt moverse en las escenas de lucha y se queda con la boca abierta. Garret Hedlund tampoco se queda atrás, hace una buena actuación de rostro, y corporalmente también se mueve con muchísima agilidad.
La dirección de Wolfgang Petersen es muy buena. La manera en que resuelve las escenas de lucha y de batalla es increíble, muestra una violencia muy explícita, se ven amputaciones, decapitaciones, ensartaciones, aplastamientos... y de forma muy realista. Y una cantidad de sangre... Petersen no escatima en sangre en las escenas de lucha y batalla. A ver, tampoco se trata de “13 asesinos”, pero a la película poco le faltó. De hecho en la película se ven 572 muertes, todas asesinatos.
Eso está muy bien porque Petersen en ningún caso glorifica la guerra, todo lo contrario, muestra toda esa violencia para mostrar el horror de la guerra, no sólo para los soldados que luchan en ellas, sino para los civiles. La toma de la ciudad de Troya por parte del ejército griego es impresionante a la par que horrible. Se ve como los soldados griegos incendian la ciudad y matan absolutamente a todos y a cualquiera que se encuentren, incluyendo civiles desarmados, a las mujeres las violan, a los ancianos los ahorcan, se ve a un soldado griego quitándole el bebé a una madre y lo tira al fuego de un patada, a los niños los golpean hasta matarlos... una masacre.
Toda esa violencia y maldad en la toma de Troya está muy bien porque Petersen muestra como, a pesar de que en los últimos tres milenios la tecnología militar ha avanzado muchísimo, la crueldad y el horror siguen siendo el mismo. Cuando Estados Unidos invadió Irak también pasó eso, soldados estadounidenses cometieron asesinatos y violaciones contra civiles con total impunidad, y los mismo de los soldados israelíes con los palestinos. Esto que se ve en la película, toda esa violencia y matanza gratuita y sin sentido, no es algo propio de tiempos pasados, eso algo que también ocurre ahora. Ese es un aspecto de la guerra que nada ha cambiado en los últimos tres mil años.
Petersen muestra una planificación visual muy interesante, piensa muy bien los encuadres en los planos fijos, todos los planos están muy bien pensados de encuadre, de profundidad de imagen, y también los movimientos de cámara, algunos de los cuales no sé como los hicieron de lo imposibles que parecen, pero Petersen no mueve la cámara sin motivo, no resulta difícil ver qué quiere expresar Petersen con el trabajo que hace de encuadres, de movimiento de cámara, de profundidad de imagen, etc.
La música de la película, compuesta por James Horner, es muy buena. Cuenta Horner que sólo tuvo dos meses para componer y grabar la música de esta película de 196 minutos (en su versión extendida). Pues no está mal, si su trabajo en “Troya” ya resulta muy acertado pese al poco tiempo que tuvo, de haber tenido más tiempo no imagino qué mejor trabajo podría haber compuesto.
El diseño de producción de “Troya” es impresionante. No sólo los decorados construidos realmente, que eran los más grandes desde el “Cleopatra” de Mankiewicz, sobretodo con lo que respecta a la ciudad de Troya, sino también al vestuario, que de hecho fue nominado al Oscar, y el look que lucen los personajes, sobretodo de peluquería.
Los efectos especiales son impecables, están muy bien integrados. No sólo la recreación digital de la ciudad de Troya y el duplicamiento de las naves del ejército griego, sino también las decenas de miles de soldados recreados digitalmente y que hace que las escenas de batalla, sobretodo en los planos generales, luzcan mucho más espectacular. Es impresionante ver el plano dónde se ven los mil barcos del ejército griego llenando el paisaje del mar hasta dónde se pierde el horizonte, o la marabunta de soldados griegos que avanzan desde la playa a las murallas de Troya.
En conclusión. Troya es una mejorable pero digna adaptación del relato de la guerra de Troya en general y de la “Ilíada” en particular, un película épica y espectacular, con una impresionante recreación, y contando con grandiosidad una gran historia.
Mi calificación es: