Sinopsis: Año 2071. La tripulación de cazarecompensas de la nave Bebop, inicialmente compuesta por Spike Spiegel y Jet Black, viaja por el sistema solar en busca de delincuentes buscados por la justicia. A lo largo de sus aventuras se incorporan tres nuevos tripulantes a la Bebop: Faye Valentine, Ed, y un perro, Ein.
En mi top 11 de mejores series anime de la historia se encuentran títulos como “Kare Kano”, “Fate/Zero”, “Last Exile”, “Trigun”, “Paranoia Agent”, “Code Geass”, “Shingeki no Kyojin” y “Death Note”. Pero la que es para quien escribe la mejor serie anime, sólo por detrás del “Neon Genesis Evangelion” de Hideaki Ano y el “Monster” de Naoki Urasawa, es “Cowboy Bebop”, de Shinichiro Watanabe.
El escritor y animador japonés ideó “Cowboy Bebop” como una oportunidad para realizar sus inquietudes artísticas, tanto en la estética como en la temática. La serie pasa, en principio, por ser una propuesta que suma western con space-opera, el pasado con el futuro. Pero tras esa superficial capa genérica se descubre una historia deprimente y melancólica.
Y es la melancolía el motor principal que mueve “Cowboy Bebop”, tanto la historia como los personajes, así como el contexto y el escenario. La serie se ambienta en un futuro lejano, donde hay naves espaciales y portales de teletransportación, sin embargo el contexto social recuerda mucho al pasado, a la colonización del Oeste americano. La temática western sirve para mostrar contextualmente la mentalidad nostálgica de los protagonistas, al fin y al cabo el protagonista no deja de ser un cowboy, un cowboy del espacio.
Muchos de los personajes de la serie son sacados de los arquetipos establecidos del western, colonos que dejan atrás un pasado tormentoso para empezar una nueva vida, forajidos y cazarecompensas, mujeres que se valen por sí mismas o tratan de sobrevivir a su manera en un mundo de hombres. Individuos crepusculares movidos, todos, por la melancolía; porque de eso va la serie. “Cowboy Bebop” no es alegre, no es aventurera, por mucho que tenga momentos de alegría y aventura; es deprimente, y por tanto tiene una música triste hecha por y para gente triste, el blues.
De hecho, la música es una parte vital de “Cowboy Bebop”. Prácticamente, el 50% de la serie se sustenta, narrativa y estéticamente, en el trabajo compositivo de Yoko Kanno. La música no sólo es un acompañamiento de la historia, es una definición de los personajes y de su estado emocional, y no sólo de los protagonistas sino también de personajes secundarios, de antagonistas diabólicos y dementes, de peña random cuya existencia sólo se puede explicar con una música tan armónica como el blues, melodías que tratan más de expresar sentimientos y emociones que no una historia.
La razón por la que estos cantos y ritmos definen tan bien a los personajes es porque estos están rotos por dentro, como los esclavos negros de los estados sureños que para manifestar sus penas hacían gritos de campo, las canciones de trabajo que fueron el origen del blues.
El dueño de la Bebop, Jet Black, es un ex-policía aficionado a los bonsáis y a la cocina, y se volvió cazarecompensas al fracasar en su vida profesional y personal.
Faye Valentine despertó amnésica tras 54 años en criogenización, cuando todos sus seres queridos habían muerto y el mundo había cambiado completamente, y su mala suerte en relaciones con los hombres y su dependencia al juego la llevaron a integrarse en la tripulación de la Bebop para escapar de las deudas.
Ein es un perro. Y Ed es Ed, un/a outsider. Ninguno de los dos pinta nada en la Bebop, y poco a poco lo van sabiendo.
El protagonista, Spike Spiegel, es duro y depresivo a la vez. Aprovecha cualquier oportunidad que se le presenta para poner su vida en peligro porque no tiene nada por lo que vivir. Su trabajo de cazarecompensas es un mero sucedáneo de algo que motivaba y daba sentido a su existencia pero perdió.
Los protagonistas de esta serie, una suerte de guardianes de la galaxia, arrastran muchos traumas, y el hacerse cazarecompensas es su modo de huir de ellos al no saber superarlos, una manera de olvidar el pasado, de tener una nueva vida mejor que la anterior, como hacían los colonos del antiguo Oeste americano. Sin embargo, son incapaces de olvidar su pasado, y terminan regresando a él.
El caso más trágico es el del protagonista, Spike. Él busca morir o volver a tener aquello que le motivaba vivir, y volver a su pasado es el modo que encuentra de conseguir una cosa o la otra, una muerte aplazada o una vida que sabe inalcanzable. El final sólo puede ser uno, del cual el primer capítulo es premonitorio, y concluye la serie con un homenaje al final de “Los violentos años veinte” (Raoul Walsh, 1939), final también homenajeado al término de “Blade Runner 2049” (Denis Villeneuve, 2017).
Por eso, a pesar de estar ambientada en un futuro de ciencia-ficción, la serie recuerda tanto al pasado, por eso tiene capítulos enteros dedicados a un sólo genero cinematográfico más popular en otros tiempos (spaguetti westerm, plaxploitatoine, gangster, terror espacial, cine negro...). La serie recuerda al pasado porque es lo que hacen los personajes, recordar el pasado.
Los 26 capítulos de “Cowboy Bebop” son de visionado ineludible, no sólo para aquellos entusiastas del anime maduro que surgió tras “Neon Genesis Evangelion” (y de las que “Trigun” y “Monster” son otros buenos ejemplos), también para los que les pierden las historias melancólicas. Indiscutiblemente, una de las mejores series que se han hecho.
Mi calificación es: