Hace unos cuatro años atrás, Sylvester Stallone se puso al mando, desde la dirección, guión y también en el protagónico, de Los Indestructibles. Encasíllenla dentro del género de acción, mayoritariamente, o incluso como un thriller aventurero. Cine pochoclero si los hay, ese que despierta un particular sentimiento casi fanático en un conjunto de espectadores (el target al que va dirigido) y rechazo en otra determinada agrupación de personas. Y así, entre defensores y detractores, ha ido tomando forma, como tantas otras producciones de la misma fuerza dinámica, como Rápido y Furioso, por citar un ejemplo. La saga, con una base de exponentes estable, se destaca por la reunión de figuras mega reconocidas en la industria, esos “viejitos pìolas” que pese a sus años no pierden las mañas. A ellos se les suman generaciones algo más contemporáneas, como es el caso de cara de piedra Statham, conservando cada edición el espíritu recio, rudo en sus intérpretes. En esta oportunidad, Los Indestructibles 3, de la mano Patrick Hughes, da la sensación de ofrecer más de lo mismo, pero aún así entretiene e invita a las masas a las salas.
El otro fundador del grupo, Stonebanks (Mel Gibson), irrumpe en la cotidianeidad de Barney (Stallone). El traficante de armas y villano de turno representa la principal amenaza para nuestros héroes. Las viejas glorias de Los Indestructibles quedan al margen, por decisión de Barney, para el reclutamiento de un bando más joven e inexperto que suponga un vínculo menos afectivo para el gran líder. La misión y el objetivo requieren de máxima concentración y de una mentalidad suprema. La actitud no se negocia.
El film nos lanza desde el comienzo a la adrenalina. Un arranque dotado de ritmo con un despilfarre de municiones importante. No se escatiman balas ni explosiones. El menú porta una entrada bastante potente, siendo uno de los aspectos que sus seguidores reclaman, uno de los motivos por los que esta conglomeración específica de personas elige a Los Indestructibles. ¿Resoluciones exageradas? Por doquier, haciendo honor a sus predecesoras, manteniendo el mismo estilo.
Otro de los componentes que el público espera cuando selecciona y se inclina hacia el visionado de la cinta radica en el mencionado rejunte de estrellas. En esta tercera entrega, además del cimiento de las anteriores que se valían de la presencia de Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Jason Statham y Dolph Lundgren, entre tantos, se añaden Mel Gibson, Antonio Banderas y Harrison Ford, así como en otra ocasión contamos con Bruce Willis, Chuck Norris y Van Damme. Cada cual contribuye con su carisma y buen porte. Todos cumplen; entre ellos, vale destacar a Gibson, que en el rol de Stonebanks le alcanza y le sobra desde el flanco opositor para enlazarnos.
El alargamiento de su metraje respecto de las precedentes hace que Los Indestructibles 3 se haga un poco más extensa en relación con lo que hay por contar en la historia, siendo uno de los factores negativos. La proyección dirigida por Patrick Hughes redondea una performance favorable, sin trascender ni mucho menos. La acción está a la orden del día, los nuevos personajes le dan un leve baño de frescura al asunto y las pizcas de humor (algunas a cargo del inquieto Antonio Banderas) funcionan, en líneas generales. No intentemos buscar una buena trama, su cometido es otro, el de entretener y hacer vibrar a un cúmulo determinado de espectadores que sólo quieren ver a sus protagonistas divertirse al son de tiros, enfrentamientos y todo aquello que conforme el mundo pochoclero.
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