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viernes, 29 de diciembre de 2017

CRÍTICA IT (2017), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: Cuando empiezan a desparecer niños en el pueblo de Derry, un pandilla de amigos lidia con sus mayores miedos al enfrentarse a un malvado payaso llamado Pennywise, cuya historia de asesinatos y violencia data de siglos.

CON SPOILERS

“It” es una adaptación de la homónima novela de Stephen King, de considerable extensión (1.504 páginas), y que ya tuvo una adaptación en forma de miniserie televisiva emitida en 1990. En éste caso la nueva versión adapta sólo la primera parte del libro, la que sucede cuando los protagonistas son niños de once y doce años. Pero, mientras que en la novela esta primera parte está ambientada en 1957-1958, esta película está ambientada en 1988-1989, cuatro años después del momento en que se ambienta la segunda parte del libro.

“It” es muy fiel a la obra que adapta. No es una adaptación fiel al cien por cien, sólo lo suficiente y más que suficiente para respetar la novela de King, y por otra parte también hay introducidos unos cambios muy necesarios para que la historia que se planteó en la novela funcione en la película. Por ejemplo, en la novela hay un momento en que los protagonistas, cuando son niños, hacen una orgía en las cloacas. Ese momento funciona en el libro, por el modo en que King desarrolla la historia y también el modo en que la escribe, pero en la película, sobretodo cuando esta sólo adapta la primera parte de la novela, no hubiese funcionado, porque al ser una película no ofrece toda la extensa vertiente psicológica y emocional de los personajes protagonistas que se muestra en el libro. La literatura y el cine son dos maneras muy distintas de contar historias, una misma historia se puede contar en una novela y en una película pero nunca de la misma forma, porque lo que funciona en la literatura no funciona en el cine, y lo que funciona en el cine no funciona en la literatura.

A éste aspecto, la adaptación llevada a cabo por el director Andrés Muschietti resulta ser muy acertada y muy bien diseñada y planeada. Son muchos los aspectos de la película que cabe destacar, como película en sí y como adaptación, empezando por el personaje de Eso.


El Eso de esta adaptación de “It” es realmente terrorífico, mucho más que la versión de 1990, es un Eso que acojona lo que no está escrito, sobretodo en su proyección de Pennywise. En esta “It” no se niega pero si se obvia el origen cósmico que Eso tiene en la novela. Del mismo modo que ocurría en “Solaris” (Andrei Tarkovski, 1972) y en “La cosa” (John Carpenter, 1982), en “It” hay un ente proveniente del espacio exterior, Eso. Eso es la “cosa”, entendiendo “cosa” como una entidad que no es humana pero que está viva y posee una voluntad maligna, que no tiene presencia física ni corpórea, sino metafísica e intraexistencial. Como hacía el planeta Solaris en el film de Tarkovski, la “cosa” de “It”, Eso, hace una proyección física y corpórea, en éste caso de los miedos de la gente, y la forma más común de esa proyección es Pennywise.

Muschietti muestra de manera muy interesante a Eso y a Pennywise, pero los muestra de modos distintos, pese a ser la misma cosa, porque son como dos caras de la misma moneda. Mientras que Eso es el mal, Pennywise es el miedo.

Como Eso es metafísico e intraexistencial, el director de la película no lo muestra en forma corpórea. ¿Entonces cómo muestra Muschietti visualmente en la película algo que no es físico ni material? Usando al pueblo de Derry y a sus habitantes. El pueblo de Derry está literalmente levantado sobre Eso, y sus habitantes viven influenciados por Eso. Cuando Eso hiberna durante 27 años, el pueblo de Derry es un pueblo normal y sus habitantes no están condicionados más que por sí mismos. Pero cada 27 años, cuando Eso despierta de su hibernación, durante dos o tres años Derry se vuelve un pueblo inquietante, y sus habitantes se ven influenciados por el mal que es Eso. Eso es el mal mismo, y el mal no es físico ni corpóreo sino que es intraexistencial, y se ve en sucesos, en comportamientos, en acciones, y es así cómo lo muestra Muschietti.

Por ejemplo. Cuando Ben busca información en la biblioteca sobre catástrofes y masacres ocurridos en Derry, veinte metros detrás de él se gira la bibliotecaria, una señora mayor, y se queda mirando a Ben por detrás sonriendo con malicia, como lo hace Pennywise. O cuando Bev entra en la farmacia y el farmacéutico se la mira lascivamente, como si deseara tener sexo con ella, un niña de doce años. También se puede percibir esa influencia maligna cuando los habitantes de Derry ven a alguien que necesita ayuda desesperadamente y, en vez de hacer algo, sudan olímpicamente aunque la vida de ese alguien dependa de que hagan algo. Muschietti muestra de esta forma que algo no está bien ni en Derry ni en sus habitantes, dibuja el pueblo como un asentamiento del mal, de un mal que duerme mucho pero que cuando despierta se deja notar.


Si Eso es el mal, Pennywise es el miedo, y el miedo está causado por aspectos físicos, por eso Pennywise es corpóreo y no intraexistencial. Con respecto a es(t)o hay que reconocer lo que es innegable, que el Pennywise de esta “It” está muy bien conseguido, y lo está por tres principales motivos.

Primero, el diseño artístico del payaso. El vestuario y el maquillaje ayudan a construir mucho el personaje. El traje de Pennywise es un ropaje que muestra el estilo de las épocas pasadas en las que ido despertando de su hibernación, viste una ropa muy desgastada y que recuerdo mucho al de muñecas de porcelana como Annabelle, es una ropa muy vieja pero con un diseño infantil. El vestuario de Pennywise, por sí sólo, muestra mucha inquietud, da mucho mal rollo, consigue transmitir una sensación de deformación corpórea, con los pantalones cortos, las mangas largas y una cintura de abdomen arácnido. El diseño de Pennywise, sobretodo con respecto a su traje, recuerda mucho a Piedmon, hace que Pennywise parezca un digimon.

En cuanto al maquillaje, la imagen que ofrece del payaso resulta angustiosa, parece un niño pequeño con el cráneo dos o tres veces más grande de lo normal, con muchísima frente, con la piel que parece de porcelana, resquebrajada en la parte de la cabeza, unos dientes muy torcidos, con los dientes de leche muy salidos, con los ojos de un color demasiado intenso y saturado. De hecho, a Pennywise se le cambia el color de los ojos dependiendo de su estado emocional, de su estado de ánimo. El maquillaje dota al personaje de un aspecto realmente aterrador, que más que asco lo que provoca es miedo, que es precisamente lo que es el personaje.

Luego, los efectos especiales, los efectos digitales. Estos son usados para cambiar el aspecto de Pennywise o aumentar su tamaño, pero no se hace un abuso de los efectos sino que son utilizados para dotar al payaso de un aspecto sobrenatural y hacerlo realmente monstruoso. En escenas como la de las diapositivas en el garaje, o la lucha en la casa abandonada de la calle Neibolt, los efectos especiales consiguen que el personaje demuestre y use su poder de una manera que no lo permiten el maquillaje y los efectos prácticos.


Por último, la actuación de Bill Skarsgard. El actor hace suyo el personaje de Pennywise y, aun siendo odiosas las comparaciones, a pesar de que el trabajo de Tim Curry en la miniserie de 1990 estaba muy bien, Skarsgard hace una actuación diferente que hace que el payaso resulte mucho más intimidante en esta versión que en la de hace 27 años. Tampoco voy a decir que es una interpretación mejor, no es ni mejor ni peor, sino una interpretación diferente del personaje que hace que la percepción que se tiene del personaje sea más acongojante. Skarsgard hace del personaje alguien mucho más violento, que no sólo se ríe del Club de los Perdedores y los amenaza, no es un bocachanclas, se esfuerza mucho en intentar matarlos y en pararles los pies, de hecho los chicos protagonistas se pasan buena parte de la película estando muy atormentados por un Pennywise que es un torturador psicológico temible.

Skarsgard saca mucho partido a su cuerpo para hacer una interpretación corporal muy bien trabajada. El actor es bastante delgado, y también bastante alto, midiendo 1,92 metros, lo que le ayuda a dar una imagen imponente y amenazadora. Y además puede mover los ojos en direcciones distintas, con lo que, junto con el intenso y cambiante color de los ojos, permite que Pennywise tenga una mirada no humana, sobrenatural. El actor hace un muy buen trabajo de actuación; sus gestos faciales transmiten locura, sus gestos corporales brutalidad, su voz maldad, y su mirada es como la de un depredador cuando observa a su presa esperando el mejor momento para abalanzarse sobre ella.

Otra cosa que la película adapta muy bien del libro es el Club de los Perdedores, el grupo de niños protagonistas. Los seis niños actores que interpretan a los miembros del Club de los Perdedores están geniales, hacen unas actuaciones estupendas, y son la viva imagen de lo que en la imaginación colectiva de los lectores de la novela se visualiza mentalmente y se tiene la idea de cómo son los chicos protagonistas. No sólo se trata del aspecto físico, de la imagen que se tiene de los personajes, sino también su personalidad, su carácter. Salvo por pequeñas diferencias con respecto a la novela, los niños protagonistas de la película son como los niños protagonistas del libro, tanto en aspecto como en personalidad, y con respecto a la personalidad el mérito es de los niños actores que interpretan a dichos personajes, que hacen un trabajo fabuloso, y también a la dirección de actores de Muschietti, que demuestra saber trabajar muy bien con niños, lo cual no es fácil.


También están muy bien construidos e interpretados los demás personajes, los personajes secundarios. Por ejemplo, el personaje de Henry Bowers. Aparentemente Bowers tiene un final diferente en la película con respecto a la homónima obra de King, pero sigue siendo el mismo personaje en cuanto a imagen y personalidad; un chico recién entrado en la adolescencia, un matón de colegio, un psicópata perturbado. Con eso, Nicholas Hamilton hace una fantástica actuación de Bowers, mostrando perfectamente toda su complejidad emocional y psicológica, hasta el punto de que Bowers acojona casi tanto como Pennywise.

Cabe destacar también el muy notable trabajo de localización, ambientación y decoración, sobretodo en las escenas que suceden en la casa abandonada de la calle Neibolt y en las alcantarillas. En general en la película se aprovecha muy bien el espacio escénico del pueblo de Derry, que es como Chester's Mill, Gatlin y otros pueblo ficticios de la imaginaría de King. Normalmente los niños se suelen sentir protegidos en su entorno de los peligros exteriores, sin embargo en “It” es muy diferente, porque en la película, al igual que en la novela, el peligro para los niños no está en el exterior del entorno sino que el propio entorno es el peligro para los niños, y eso se muestra de manera muy persistente en la construcción que en la película hacen del entorno.

Por ejemplo, cuando cuatro de los miembros del Club de los Perdedores, antes de que se unan los otros tres, caminan por el pasillo del colegio-instituto, la cámara los va siguiendo y va mostrando el colegio-instituto a medida que van pasando los chicos. En el pasillo se ve un tablón de anuncios, dónde normalmente estarían colgados anuncios de se vende libro de segundo de matemáticas o se busca un libreta perdida, etc. Pues en vez de eso, todo el tablón de anuncios está lleno de panfletos de la policía donde pone que se busca a x niño o a x niña que se ha perdido. Y en la película, posteriormente, se van poniendo y se van viendo en más sitios más anuncios de niños desaparecidos: en el periódico local, en los postes telefónicos, en las fachadas de los edificios... el personaje de Ben, uno de los niños del Club de los Perdedores, tiene toda una pared de su habitación empapelada de anuncios de niños desaparecidos en los últimos meses. Un pueblo en el que desaparecen tantos niños y en los que los pocos que se vuelven a encontrar los encuentran muertos y devorados, es un pueblo donde no hay seguridad ni protección para los niños, es un pueblo peligroso para los niños.


Como sucede en la escena de la biblioteca, hay otros momentos en los que el director juega con los fondos, con lo que hay detrás de los personajes, diseñando y planificando a su manera el espacio escénico, para mostrar el peligro que supone el pueblo para los niños. Por ejemplo, cuando Ben y Richie se paran a descansar detrás de un edificio, mientras los demás chicos del Club de los Perdedores van a la farmacia, vemos en la pared que hay detrás de Ben y Richie un mural desgastado sobre una matanza en Derry en los años 30 en el que medio pueblo se organizó para emboscar a unos atracadores y acribillarlos. O posteriormente, durante la celebración del 4 de julio, cuando los chicos del Club de los Perdedores ven un cartel anunciando la desaparición de otro niño, Ben comenta que en Derry hay matanzas, masacres y catástrofes cada 27 años, y cuando lo comenta vemos detrás de él globos, que los usa Pennywise de vez en cuando, y una desenfocada señal de STOP con los colores blanco y rojo, que son los colores principales del traje de Pennywise.

Muschietti demuestra haber dirigido con pasión, metiéndole muchísimas ganas al hacer la película, pensando en todos los aspectos de la misma. Desde el “Watchmen” de Zack Snyder, que no recuerdo una película cuyo director le dedicara tanto mimo a la misma, que planificara todos los aspectos y detalles del film. Muschietti no sólo juega con los escenarios, también lo hace con los colores (no sólo con el rojo y el blanco, también con el verde), el atrezzo, la planificación visual, la luz, etc.

“It” es, indudablemente, una de las propuestas más interesantes y completas de éste año, una de las mejores películas que nos ha ofrecido 2017. Muy buena dirección, un buen reparto en el que todos los actores actúan muy bien (sobretodo Bill Skarsgard, que debería ser nominado al Oscar a mejor actor secundario por su Pennywise), un guión que adapta fielmente la novela de King, un diseño de producción curradísimo y muy detallista, un maquillaje impresionante, unos efectos especiales excelentemente bien hechos e integrados... La película está muy detallada y muy bien trabajada en todos los aspectos, y no sólo es una película para los fans de Stephen King o para los lectores de la novela en la que se basa, “It” está hecha pensando también en la gente que no ha leído el libro. Por eso Muschietti obvia en esta primera parte el origen cósmico de Eso y su naturaleza alterdinemsional, para no alargar innecesariamente una película que ya dura dos horas y cuarto, y para introducir al espectador no lector de la novela en el universo que propone la misma e invitarle a ver la segunda parte en la que completará ese mundo, mostrando entonces sí la vertiente cosmológica de Eso y los demás entes alterdimensionales, la presencia de uno de los cuales ya se deja intuir en esta primera parte.

Mi calificación es: