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domingo, 14 de febrero de 2016

CRÍTICA SPOTLIGHT (2015), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: En 2002, un equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas de Massachussets. La publicación de estos hechos, que la archidiócesis de Boston intentó ocultar, sacudió a la Iglesia Católica como institución.

Ryszard Kapuściński era un periodista y ensayista polaco, era un hombre de mente cerrada y además comunista, algo que todo periodista debería evitar, pero hay una cita suya que es muy acertada, sobretodo por la película que nos ocupa en esta crítica: "El trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse." Y esa es la premisa que debe tener toda buena película de investigación periodística.

En "Spotlight" hay un momento en que los protagonistas deben tomar la decisión de pisar las cucarachas, o esperar a prender la luz para que queden al descubierto. Es en ese momento, en esa escena, dónde el destacable guión de Josh Singer plantea un dilema interesante; si los periodistas deberían dejarse dominar por sus sentimientos y escrúpulos, es decir, dejar de ser objetivos, con tal de conseguir hacer justicia, o por el contrario mantener la serenidad, denunciar los hechos y dejar la justicia a los tribunales. Es un gran cambio de Josh Singer con respecto a su anterior trabajo, el guión de “The fifth estate”, dónde exponía algo totalmente distinto, que los periodistas no ponían al descubierto a las cucarachas sino que los mismos periodistas eran las cucarachas por hacer denuncia.

Pese a que el guión no es una maravilla, sí resulta interesante al exponer una idea clara de lo que debería ser el periodismo, ejemplificada en la cita de Kapuściński. El guionista Josh Singer y el director Tom McCarthy hacen una extrapolación de las teorías lippmannianas del mass media, que el propósito del periodismo es informar a los ciudadanos de los hechos del poder, y se alejan de la escuela de absurdos teóricos como Charles Wright Mills, Harold Lasswell o Paul Lazarsfeld, idiotas que relegaban el periodismo a la función de entretenimiento y ser instrumento del poder para decir a los gobernados lo que tienen que pensar. Sólo por eso el guión de Josh Singer ya merece una consideración positiva. Puede haber ética sin buen arte, pero no puede haber buen arte sin ética.


“Spotlight” puede enorgullecerse también de ofrecer estupendas interpretaciones, prácticamente todas. Por supuesto de entre todo el reparto destacan las principales estrellas de turno: Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, John Slattery, Stanley Tucci, Jamey Sheridan y Billy Crudup. Curiosamente de estos actores los que ofrecen actuaciones irregulares son precisamente los dos que han sido nominados al Oscar por sus actuaciones secundarias: Mark Ruffalo y Rachel McAdams. Ruffalo y McAdams no actúan mal, la verdad es que realizan buenas interpretaciones, pero en sus actuaciones se percibe ostentación, ganas de lucirse sin importar la desmesura. El resto de principales intérpretes son más contenidos, se esfuerzan en actuar correctamente y bien, y no en actuar más y más intensamente. No por gesticular más el rostro se transmite más sentimientos y mejor. En éste caso (que no siempre) menos es más.

Antes he mencionado el buen arte, y el guión de verdad merece esa consideración, pero no la película en sí, en su totalidad, por un buen motivo. Alguna que otra vez he mencionado que una película es como un taburete de tres patas: el guión, las actuaciones de los actores y la dirección. Además puede tener un buen acabado con la música, la fotografía, el sonido, etc. Pero para mí los principales pilares sobre los que se sustenta una película son el guión, las actuaciones de los actores y la dirección. Una película puede tener actuaciones extraordinarias y una dirección competente, pero si no tiene un buen guión no hay nada que la salve, un taburete no se puede aguantar con dos patas. Lo mismo si el guión es bueno y el director también pero las actuaciones de los actores son horribles, el fracaso está garantizado. Y también, por supuesto, lo mismo sucede si el guión es muy bueno y las actuaciones de los actores son muy buenas, pero el director no es bueno, y eso es lo que le ocurre a “Spotlight”.

Me sorprende la nominación de “Spotlight” a los Oscar en las categorías de mejor director y mejor película, porque es que no se las merece. La mala dirección destroza la película. No es que la película en sí sea mala, porque con las actuaciones de los actores y con el guión que tiene bien fácilmente podría ser una notable película, pero es que Tom McCarthy no sabe dirigir. Tom McCarthy, para quien no lo sepa, es mayormente actor, ha actuado en unas treinta películas, y después de unos años actuando pues le apeteció dirigir, y con “Spotlight” ya es la quinta vez que dirige una película. Y viendo “Spotlight” es sorprendente saber que es la quinta película de McCarthy como director, porque parece la primera.


No es solo que “Spotlight” es un copia y pega de “Todos los hombres del presidente”, con una evidencia que McCarthy no ha podido disimular, pero porque no sabe, es que además McCarthy no sabe encuadrar. Los planos exteriores no están mal encuadrados, hay algún que otro plano en exterior que incluso está muy bien, pero los planos en interiores es que están mal encuadrados, no hay una coherencia en la composición de imagen, hay muchos planos mal compuestos. El director de fotografía debería habérselo advertido a McCarthy, haberle propuesto reencuadres si encontraba que los planos que quería McCarthy no quedaban bien. Pero es que además “Spotlight” ya es la quinta película de McCarthy como director, ya debería saber componer buenos encuadres, ya debería saber componer la imagen dentro del cuadro, y más todavía si tiene un buen presupuesto, no tiene una limitación presupuestaria que le impida hacer buenos encuadres.

Pero lo peor es que McCarthy no sabe mostrar la ciudad de Boston. Sé que la película está ambientada en Boston, pero porque los protagonistas trabajan en el Boston Globe, que si hubieran puesto que trabajaban en el Washington Post no me hubiera enterado de que la película se ambienta en Boston, hubiera creído perfectamente que esa ciudad era Washington. En “Mi nombre es Harvey Milk” se que la película está ambientada en San Francisco porque Gus Van Sant supo mostrar la ciudad. En “El jurado” se que la película está ambientada en Nueva Orleans porque Gary Fleder supo mostrar la ciudad. McCarthy no sabe mostrar Boston, McCarthy no muestra nada visual que informe al espectador de que la película se ambienta en Boston (obviando el cartel de la redacción de Boston Globe), a parte de una iglesia renacentista gótica como las 17.000 que hay en Nueva York o las 200 millones que hay en Chicago. Lo único que se le ocurre a McCarthy para hacer intuir al espectador que la película se ambienta en Boston es al principio meter a un policía de piel lechosa y que no es más pelirrojo porque no se puede. Ya sabemos que Boston fue uno de los principales destinos de la inmigración irlandesa, para eso no hace falta recurrir a los tópicos, eso es anteponer la forma al contenido. No es difícil mostrar Boston en una película sin tener que recurrir a intertítulos para informar al espectador de que lo que ve es Boston, ni a clichés más propios de “Los Simpson”. En “Mystic River” no hace falta que Eastwood me diga que la película está ambientada en Boston, ya lo veo, lo veo en “Adiós, pequeña, adiós”, lo veo en “Infiltrados”, lo veo incluso en “The equalizer”. En “Spotlight” no lo veo. Y eso es un gran fallo.

En conclusión. “Spotlight” tenía todos los ingredientes para ser una buena película, pero lamentablemente el cocinero no sabe cocinar, y ha terminado por presentar un plato insuficiente.

Lo mejor: Stanley Tucci y Billy Crudup.

Lo peor: La dirección de Tom McCarthy. Que deje la dirección y se centre en actuar, que eso sí sabe hacerlo bien.

Mi calificación es: